(El derribo del avión con las pruebas de Paracuellos) No han cambiado – Elcadenazo2

La Inmaculada amaneció gélida e ignorada en Madrid, haciendo plomizo el día y trayecto hasta Barajas del coche que, con matrícula diplomática, trasladaba a las cinco personas que por motivos bien distintos iban aquella tarde a tomar un vuelo hasta Toulouse.

Los periodistas Louis Delaprée y André Chateau conversan en francés y sostienen puntos de vista divergentes acerca de la guerra que se está librando en España, mientras las dos hermanas Pelitas, casi adolescentes, abrigadas dormitan.

Ajeno a la conversación, Georges Henny delegado de la Cruz Roja Internacional, vuelve de hito en hito la vista atrás por asegurarse de que siguen solos en la carretera.

Ya hace días (desde que él mismo junto con los diplomáticos -noruego- Felix Schlayer, y Perez Quesada -argentino- se entrevistaron con el Jefe de Orden Público, Santiago Carrillo) que tiene la sospecha de estar siendo seguido, y la extraña avería del avión que el día anterior los había dejado en tierra, no hizo más que confirmar sus temores de que los documentos que guarda celosamente en su portafolios, pueden costarle la vida.

Desde que el Gobierno salió de naja para instalar la capital de la república en Valencia, Madrid es un hervidero de espías; nadie se fía de nadie, son constantes los robos y saqueos; y sobre todo, se mata mucho, mucho y muy deprisa.

Pero la orden es clara por parte del Concejillo que a duras penas gobierna la Villa: el caos no debe trascender a la prensa internacional.

El avión -un Potez 54 de Air France, con matrícula F-A000, bandera francesa y distintivos diplomáticos perfectamente visibles- ya ha calentado motores y, esta vez sí, despega sin problemas mientras Henny respira aliviado.

Al poco, dos aviones de guerra se sitúan a la altura del Potez y tras varias aproximaciones uno de ellos se le coloca debajo y lo ametralla destrozando fuselaje y un ala, e hiriendo a Henny, Chateau (al que amputarían una pierna) y a Delapree (éste moriría como consecuencia de las heridas).

El avión comienza a caer en picado y solo la pericia del piloto y la fortuna de tener una extensión de campo donde dirigir el aparato hace que, tras dar dos vueltas de campana tocando tierra, el avión se detenga y sus ocupantes salven la vida.

Al Delegado de la Cruz Roja no le cabe ninguna duda de que el atentado ha sido contra su persona y consciente de que han caído en zona controlada por la República (Pastrana) y a pesar de estar herido en una pierna, se afana en vaciar y quemar la documentación de su maleta.

¿Qué documentos valían tanto como para que el Gobierno “legítimo” decidiera asesinar sin piedad a personas inocentes -incluyendo a dos niñas- arriesgándose incluso a un conflicto diplomático que podía costarle una condena internacional para su Causa?.

El primero en llegar al lugar del siniestro fue el médico de la localidad, doctor Francisco Cortijo y de él, recogemos testimonio:

“El avión capotado al tomar tierra estaba panza arriba, con las ruedas arriba; presentaba las hélices rotas y aproximadamente treinta impactos de bala en dos filas que agujereaban la cabina a ambos lados de la parte central, producidos por dos ráfagas de ametralladora de los cazas que hirieron a algunos viajeros y por suerte no tocaron al piloto. En el suelo, separados del aparato, semitumbados y abrigados, estaban todos los pasajeros más o menos heridos, muy nerviosos y reflejado el miedo en el rostro y recelando de las personas que llegaban. Los heridos de bala eran tres hombres jóvenes; cerca, dos niñas mayores, en la primera pubertad, con lesiones pequeñas.”

Y continúa el médico:

”Habían hecho fuego recogiendo alguna leña, aumentando la fogata con un maletín de cuero del que aún quedaba sin quemar algún trozo y restos de cartulinas de fotografías, diciéndonos que lo habían quemado por el frío ambiental y porque su contenido no tenía importancia, lo que no convenció a nadie, aunque de momento no hubo más comentarios. Sin embargo, pude observar ciertas miradas de duda y recelo, no aceptando la explicación dada tan simplemente. Y tenía razón, pues las fotos quemadas eran muy importantes. Al lado de un herido, junto a su mano, se veían dos bolsas de lona fuerte, bien atadas con cordón y candado, como dos sacos de películas aunque más pequeños que, en realidad, era dos valijas diplomáticas.”

Con la noche apareció una columna de coches y camionetas con milicianos que -apretando el paso- llegaban desde Madrid y Guadalajara.

De los coches bajaron, de paisano, agentes con mando en plaza al frente de los cuales se encontraba Mihail Koltsov, miembro de la inteligencia soviética, aunque actuara como corresponsal del Pravda.

Y mientras algunos interrogaban a los aturdidos viajeros, otros revolvían sin disimulo entre los restos del fuselaje con evidente intención de hallar algo que aparentaba -por su afán- de enorme importancia.

Finalmente, nada encontraron y tras reparar en la hoguera donde se consumía el portafolios, dieron traslado a los heridos y desaparecieron de vuelta a Madrid.

Al día siguiente la prensa republicana publicaría titulares como:

“Nueva salvajada de la aviación fascista” y la noticia llegaba avalada por los partes oficiales del Ministerio de la Guerra, “Derribo por aviones facciosos del avión correo que hacía el servicio de enlace entre Madrid y Toulouse”.

Lo que no sabía el Gobierno es que el desenlace definitivo estaba por llegar y, como en una novela negra de Chandler, el médico de Pastrana había conseguido ocultar las dos valijas con las pruebas del genocidio que se estaba cometiendo en la capital de España.

Schlayer y Henny habían logrado reunir listas de desaparecidos tras quedar bajo custodia del Gobierno, censos de las sacas de la Modelo y Ventas, y pruebas de las fosas comunes de Torrejón, Aravaca y Paracuellos, y que -citando nuevamente al doctor Cortijo- “de haberse publicado en Francia, estos documentos y las fotos habrían escandalizado en Europa y en todo el mundo. Está claro que con el derribo del avión se evitó todo esto”.

Precisamente, el motivo del vuelo del Delegado de la Cruz Roja era presentar esta documentación en Ginebra antes de que se celebrar sesión del Consejo de la Sociedad de Naciones (10 de diciembre) en la que pensaba tomar la palabra en busca de ayuda internacional Álvarez del Vayo (Ministro de Estado de la República).

Alexander Orlov, mano derecha de Stalin en España, había sido informado de las investigaciones de Henny y decidió impedir que éstas llegaran al Consejo de Seguridad de la Liga de Naciones (citado por Delapree -antes de morir- al corresponsal del Daily Express en Madrid, Sefton Delmer).

Orlov, sin ninguna duda, habría sido informado de las pesquisas de los diplomáticos por Santiago Carrillo, aunque algunas fuentes citan también a agentes infiltrados en la Embajada francesa.

A pesar de que la acción logró su propósito de neutralizar el informe de la Cruz Roja ante la Sociedad de Naciones, los embustes del gobierno frentepopulista quedaron muy pronto al descubierto ante la abrumadora cantidad de evidencias de que habían sido dos cazas soviéticos los que habían derribado al Potez.

Testigos fueron, además de los pilotos y los supervivientes del siniestro, toda la población de Pastrana que vieron y así lo manifestaron, que los cazas llevaban la escarapela republicana.

El 21 de diciembre, Le Jour publica un amplio y documentado reportaje atribuyendo sin ningún género de dudas el atentado al Gobierno. El historiador francés Jean Liron completaría el artículo del diario parisino: “El avión fue, efectivamente, derribado el 8 de diciembre cerca de Guadalajara, a la caída de la tarde, por los pilotos soviéticos Chmelkov y Sakharov”. Andrés García Lacalle (Jefe de la Aviación Republicana) en su libro Mitos y Verdades (editado en México,1973), concretaría: “pilotando biplanos Polikarpov I-15 “Chato”.

Los misteriosos documentos que logró poner a salvo el médico de Pastrana y que entregó personalmente a la Cruz Roja aparecerían algunos años despues y efectivamente, hubieran sido altamente reveladores.

Constan de varios folios relacionados como “Lista 208” y encabezando éstos, y de puño y letra de Georges Henny está escrito:

Los días 6,7 y 8 de noviembre, estos 973 hombres fueron sacados de la cárcel Modelo y sus cuerpos encontrados unos días más tarde en los alrededores de Madrid”.

Hoy en día, los herederos de aquellos criminales, siguen practicando la mentira como su primera arma.

No han cambiado.

LARREA   JUL/2018

Fuente

3 comentarios en “(El derribo del avión con las pruebas de Paracuellos) No han cambiado – Elcadenazo2

  1. A esta juventud fácil de adoctrinar por los ultras izquierdas como podemos y otros partidos de izquierdas. Les daba a leer la historia española después de tantos acontecimientos ocurridos por la República que tanto daño hizo y estos escritos que acabo de leer, que se dejarán de tanta memoria histórica. No creo que les gustara la bandera replicana por lo que representa y reprento. La histria está para conocerla para no volver a cometer los mismos errores como quieren hacer este gobierno y los partidos de izquierdas de hoy pues estan cometido los mismos errores que en el año 36…..
    Mí padre fue condecorado la Cruz de Hierro cuándo la toma de Estalingrado, entraron nueve tanques y sólo salieron tres.

    Me gusta

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