Es asombroso cómo la mentira racista, totalitaria y machista de Sabino Arana, tomado por sus contemporáneos como un iluminado, hoy es una teoría política consolidada que expolia a los vascos de su gloriosa historia y condición de Españoles de 1ª clase, inventando una nación que jamás existió (“una lengua, una nación” – Karl Schmitt – jurista del partido NAZI), basándose en una lengua traída por Anibal, el dogón africano de Mali, hoy un refrito llamado Batua que pretende justificar una nación milenaria inventada cuya raíces se hunden en la noche de los tiempos, hasta que te vas a Mali y te encuentras con la morenisima tribu Dogon hablando vascuence e imaginas a Sabino Arana sufriendo un infarto, en fin.
Inventar naciones. Europa lo hizo en África, dividiendo el continente en países de nuevo cuño. Las promesas que en la I guerra mundial hizo a las tribus saudíes inglaterra y “Lawrence de Arabia” a cambio de su apoyo contra el imperio Austro-Húngaro dejaron un nuevo dibujo político de lo que hasta entonces había sido el imperio otomano, aliado de los alemanes y derrotado con ellos en la conflagración mundial.
Uno de esos trozos fue el Mandato británico de transjordania-Palestina, administración territorial encomendada por la Sociedad de Naciones al Reino Unido como parte de la partición del Imperio otomano, con estatus de territorio bajo mandato, dentro del plan de crear nuevas naciones en oriente medio.
El mapa del mandato británico que ilustra esta columna define lo que se pretendio. Transjordania sería el estado Árabe del mandato británico, y Palestina – nombre dado por Roma al reino hebreo de judea tras la guerra contra los zelotes – Tito – sería el estado de israel que pondriá fin a la persecución – dos mil años – a los judíos, asesinados por millones tras el holocausto NAZI y cuyo movimiento político reunificador, el sionismo (volver a casa, sion) promovió.
Más de 800 millones de musulmanes se negaron a la particion, logrando con su cerrazón nuevas cesiones políticas, hasta lograr que la ONU dividiera el viejo reino de Judea (la palestina romana del mandato británico) trufando hasta su capital – Jerusalem – levantada por judíos, en diversos trozos.
Y aunque ese fue el pacto logrado, tras la votada declaración de independencia de israel las naciones árabes declararon la guerra sin cuartel invadiendo la joven nación y no reconociendo la división del territorio.
Estos son los hechos históricos y hay que decirlos bien claro; Palestina hasta hoy JAMÁS HA EXISTIDO como nación, del mismo modo que Al-Andalus, los paisos Catalans o Euskalandia, y quienes las definen como entidades políticas o nacionales solo apoyan ideas de iluminados totalitarios que se sustentan en la imposición por la violencia de sus tesis, como ETA, escindida del PNV y blanqueada por él, o los tiránicos estados árabes, quienes desde el retorno de miles de judíos a su histórica tierra que les vendían a precios astronómicos, durante 1905-30 fueron asesinados por esos mismos musulmanes tras robarles.
En el proceso de partición, las naciones árabes intentaron hasta el último minuto mantener la posesión de Jerusalem, arrebatada a los cruzados por Solíman, para impedir un estado judío en su corazon milenario, el monte de sion, donde se erigió el templo de Salomón, muy a pesar de la UNESCO, quien, en el peor de los ridiculos antisemitas, niega su condición hebrea.
Tras la declaración del estado de israel, más de 700.000 judíos tuvieron que huir de las naciones musulmanas, la ultima diáspora, perdiendo todas sus posesiones; los estaban asesinando a todos.
El llamado “genocida” estado racista de Israel cuenta hoy con un 28% de población árabe, integrada y con plenos derechos, algo que no existe en ninguna nación árabe y a los que ellos no piensan renunciar. Los musulmanes israelíes han presidido el tribunal supremo, el parlamento de israel y muchas otras instituciones del estado como escuelas, magistraturas, ejercito y policia.
Prretender defender una entelequia llamada Palestina rechazada por las naciones árabes si esta no absorbe a israel, y que como tal jamás ha tenido entidad política, mientras se acusa a israel (que acepto el reparto, roto por los árabes) de invasor y genocida, es una falacia que solo el islam y la izquierda europea defiende, cuyo derecho en esas tierras lo dio la sangrienta cimitarra que aún practican (sharia y yihad) y la invasión, esa a la que hoy europa se somete indolente.
Mientras, financiados por la ONU y occidente, los musulmanes que residen en Gaza (el 90% egipcios como Arafat) siguen asesinando a judíos por su condición, credo y raza, unos hechos. tan criminales como los actos antisemitas que promueve la progrez comunista bajo el asesino movimiento señalador BDS responsable de la carniceria de judios en la discoteca Bataclan de Paris, donde 137 personas fueron castradas, destripadas y descuartizadas, dejando mas de 415 heridos y mutilados.
Hoy en occidente se acosa, acusa y ataca constantemente a israel por ejercer su justo derecho a la defensa. una falacia vomitiva con la que la izquierda europea insiste en intoxicar a la buenista y equidistante sociedad occidental: el invasor de medio orbe – el islam aparecido en el siglo VII – es la religión del amor y ha sido asaltado por judíos.
Butragueño, ese gran deportista, es la ultima alma cándida española caída en este engaño, el último imbécil necesario utilizado por los marxistas propagandistas del BDS que vamos a tener que soportar los madridistas de bien, tras ver como agasajaba a una terrorista hija de otra terrorista asesina múltiple de niños, en pleno siglo XXI.
Es un Real Madrid cuyo presidente se baja los pantalones ante Qatar y retira el distintivo de la cruz cristiana presente desde la fundación en el escudo del Club más importante del mundo – solo por dinero – todo es posible ya.
Ayer recibieron a una representante del asesinato al judío. ¿Recibiréis mañana a Otegui?
Exijo una rectificación o me daré de baja del club, cretinos!
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Ya ni el Madrid es lo que era.
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