
Entre la concordia de 1978 y el derrumbe del muro de Berlín, la sociedad española normalizo vestir la etiqueta de “Demócrata” que otorgan los únicos demócratas pata negra – los socialistas – como garante de aceptación social, cuya maniquea hipocresía te condenará a la muerte civil por fascista si disientes, aunque el fascio lo inventó el nº 3 del Partido Socialista Italiano y enmascaran sus tiranías como “República Democrática de…”
Un siglo de mascarada que justifica Pablo Iglesias: “La palabra democracia mola, por lo tanto, hay que disputarla al enemigo. La palabra dictadura no mola, aunque sea dictadura del proletariado. No mola, no hay manera de vender eso. Aunque la dictadura del proletariado es la máxima expresión de la democracia” que ellos llaman “democracia popular” esa que levantó el muro de Berlín que llamaban “muro antifascista” aquel masivo gulag que imponen hoy a la España del #CoronaVirus,” en esa dialéctica comunista que cambia el sentido de las palabras para lograr sus objetivos, burlándose de ti.
Es la mueca de una envidia que se delata cuando quienes estigmatizan la democracia por burguesa, se hacen burgués tan pronto tocan poder, asesinando las libertades democráticas que nos venden, vestidos de NEWTRAL. “No creemos en la democracia como valor absoluto, tampoco en la libertad” Largo Caballero, secretario general PSOE.
Estos “demócratas” pata negra quiebran España siempre que tocan poder, prometiendo un “progresismo” generoso con tu dinero pero jamás con el suyo que llaman solidaridad, otro término retorcido hijo de las avanzadas sociedades judeocristianas, agonizantes de tolerancia buenista, oprimidas por un estado insaciable que jamás regala nada que no te quitase antes.
Conocedora de la falacia estatalista, Ann Ryan lo retrata: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias, no por trabajo, y las leyes no lo protegen contra ellos, sino ellos los que están protegidos contra usted; la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá, afirmar sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada. No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio.“
La democracia griega jamás aceptó el “pan y circo” socialdemócrata que compra los votos del pueblo. Negaron el sufragio universal que llegó a Francia con De Gaulle, Ser ciudadano requeria sostener el estado y responsabilidad politica. La peor lacra los demagogos y su castigo la muerte, España les regala ministerios y hasta gobiernos.
Sócrates lo explicaba de este modo:
“cuando uno de vosotros enferma, no propone una votación en familia para establecer qué remedio es adecuado contra la enfermedad: llama al médico y se somete a su juicio; cuando un ejército quiere derrotar al enemigo no realiza una consulta popular para establecer el modo de atacar, es el estratega quien decide cómo dirigir a los soldados y plantear las batallas; cuando queremos levantar un edificio no votamos para decidir cómo construirlo, dejamos al arquitecto imponer su criterio. Y pregunta Sócrates: ¿Por qué cuando se trata de lo más importante, el bien de la ciudad y las leyes adecuadas para la convivencia entre ciudadanos, dejamos que todo el mundo opine, nos sometemos a la mayoría y no llamamos a aquél que sabe?”
Contemporáneos de la democracia más avanzada del mundo lo concretan:
“Los gobiernos dependen más de los hombres que los hombres de los gobiernos. El gran fin es sostener una autoridad reverente para con el pueblo que le asegure contra el abuso de poder de manera que las personas puedan ser libres mediante la obediencia justa y que los magistrados puedan ser honorables gracias a una administración justa. Porque la libertad sin obediencia en confusión y la obediencia sin libertad es esclavitud.” William Penn – Frame of government / Prefacio.
Occidente olvidó la idea original de que toda sociedad se constituye por y para el pueblo desde su esfuerzo y en su provecho. El fallido experimento igualitario socialista, una tiranía disfrazada de democracia, desmerece el esfuerzo aplaudiendo el subsidio hacía más derechos que nadie sostiene y colapsan, quebrado por demagogos que huirán enriquecidos los primero tras hablarte de “todo por y para el estado” un fundamentalismo que deviene en barbarie como señalaba Rousseau, el escrache es jarabe democrático y la justicia tribunales populares milicianos. Es el buen salvaje del contrato social, precursor del experimento comunista durante la revolución Francesa, la democracia por aclamación hacia la dictadura del proletariado, y la censura el prefacio, travestida de NEWTRAL.
Mientras estos nuevos censores imponen su pensamiento único, las verdaderas democracias que estigmatiza la izquierda, si defienden la libertad de información:
«los padres fundadores han dado a la prensa libre la protección que debe tener para desempeñar su función esencial en la democracia, la prensa debe servir a los gobernados, no a los gobernantes«. 1 de julio de 1971, fallo del Tribunal Supremo americano.
Todo ha pasado; solo necesitamos recordar, educar y trabajar:
«El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.»
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.”
Cicerón 105 a d c