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23 diciembre, 2020
El Vaticano y entidades financieras asociadas transfirieron desde 2014 1.700 millones de dólares a Australia (2.300 millones de dólares australianos), sin conocimiento de los pastores de aquel país y sin que se sepa quién fue el receptor o para qué se hicieron, informa el diario The Australian.
Han sido más de 400.000 transacciones desde 2014. Ese año se transfirieron desde el Vaticano 54,1 millones, que subieron a 103,6 al año siguiente, pasaron a 223 en 2016 y alcanzaron su máximo en 2017, con 439,3 millones, según datos proporcionados por Austrac, la agencia australiana de lucha contra los delitos financieros. En 2018 se transfirieron más de 319 millones, otros 371,7 en 2019 y 222,7 en lo que va de año.
Pese a lo abultado de las sumas, varios miembros prominentes de la jerarquía eclesiástica australiana expresaron de forma anónima al periódico su sorpresa y su desconocimiento sobre dichas transferencias. Parte de estas sumas, en torno al 5% del total, podrían atribuirse a la financiación de diversas iniciativas de caridad, pero Austrac no ha proporcionado la identidad de los receptores de este dinero, por lo que algunos obispos especulan que podría tratarse de inversiones en los mercados de valores australianos.
La policía federal australiana ha confirmado esta semana que está investigando la información que le ha hecho llegar Austrac sobre estas transferencias desde la Santa Sede. Lo que incrementa la perplejidad del caso es que las transferencias de fondos, y el ritmo de sus incrementos, coinciden con la instalación del cardenal australiano George Pell como prefecto de la Secretaría de Economía en 2014 y su posterior regreso al país en 2017 para responder a cargos de abusos sexuales de menores, que se tradujeron en dos condenas sucesivas, casi un año de cárcel y su posterior exoneración por el Tribunal Supremo.
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