Angel Santamaría Torremocha, el otro abuelo de Pablo Manuel que jamás combatió, era comisario político.

Los crímenes de la Revolución Española (1936-37) en Vallecas - Limpia por  dentro

Ni piloto, ni inspector de policía, ni tampoco soldado, su carrera fulgurante en la política le llevo en muy pocos años de un decente empleo de panadero a ser miembro de la sangrienta motorizada de Prieto, pistolero del PSOE, después a inquisidor del partido como comisario político, y así hasta comandante, para acabar ante un pelotón de ejecución tras la guerra civil.

Miembro del Sindicato de Artes Blancas de la UGT, se afilio a las Juventudes Socialistas de Puente de Vallecas (Madrid) cuyo decálogo, publicado en la revista del PSOE (renovación) dirigida por Santiago Carrillo. da una idea del carácter criminal y nada democrático de esta cuerda de psicópatas dirigidos por la saga de los Carrillo.

En marzo de 1936 se incorporó a la tristemente famosa «Motorizada», un grupo de criminales que ejercían de guardia pretoriana del dirigente socialista Prieto, y responsables del secuestro y asesinato del líder de la oposición D. José Calvo Sotelo tras intentarlo con el otro líder de la oposición, D. José María Gil Robles, causa final por la que Franco acabo sumándose al complot de los militares y comenzase la guerra civil pedida y proclamada por Largo Caballero en sus mítines, secretario general del PSOE.

Pertenecía al grupo de jóvenes panaderos socialistas encabezados por Enrique Puente que en la primavera de 1936 actuaron como “servicio de orden” del PSOE (sic) implicados en varios asesinatos y persecución de disidentes, como los perpetrados por los Chibiris de la casa de campo.

El 1 de mayo de ese año acompañó a Indalecio Prieto como parte de su seguridad a Cuenca, donde este pronunció un incendiario discurso. Al final del mismo se produjo un tiroteo entre diferentes corrientes de socialistas y en el que Ángel resultó herido de gravedad en el cuello.

Crónica del suceso recogida por el diario ABC el 2 de junio de 1936

En la plaza de toros de la localidad sevillana estaba previsto que Indalecio Prieto presidiera un mitin socialista junto a González Peña, influyente diputado por Huelva, y el alcalde de la ciudad onubense. Sin embargo, Prieto no contó con el apoyo que se esperaba de sus seguidores y al lugar llegaron partidarios de Largo Caballero, según recoge la crónica del diario ABC del 2 de junio.

Estos recibieron a los protagonistas del mitin con insultos y gritos de «¡Largo Caballero!». Minutos después, Prieto -que fue tachado de «fascista»- decidió cancelar el acto después de que le fueran arrojadas piedras y botellas y se escucharan varios disparos. Pero fue a su salida cuando se abrió fuego. Los escoltas de Prieto y los ‘caballeristas’ intercambiaron disparos mientras los dirigentes socialistas huían precipitadamente. El tiroteo acabó con cinco heridos, entre ellos el abuelo de Pablo Manuel.

«Abandonaron la ciudad como alma que lleva el diablo, perseguidos por los izquierdistas locales en otros vehículos. Los perseguidores capturaron temporalmente al secretario personal de Prieto en la carretera, trasladándolo otra vez a la ciudad, de donde lo liberó al Guardia Civil», narra el historiador Stanley G. Payne.

Al producirse la sublevación de julio de 1936, tras el asesinato de Calvo Sotelo por la motorizada, se incorporó el 16 de agosto al criminal Batallón Pablo Iglesias, en el que realizó «servicios auxiliares» (no entro en combate). El batallón “Pablo Iglesias”, más tarde 49ª Brigada, fue formada con milicianos del PSOE en Vallecas por Víctor Lacalle Seminario, participando en las matanzas del cuartel de la montaña y del Tren de la Muerte `proveniente de Jaén. Como punto de interés para saber cómo se organizó la matanza del Tren de la Muerte, se menciona que uno de los “cinco diablos rojos” era Emiliano Soriano (Algobia), jefe de policía en Jaén y en cuyo grupo se menciona como miembro al abuelo de Pablo Manuel Iglesias. (Causa General, legajo 1530, expediente 7, folio 34)

Causa General de Madrid, pieza nº 4, Checas.

Ramo separado nº 23 (Grupo “Los cinco diablos”). Escrito a mano: y Tren de Jaén

Fiscal Delegado Instructor Sr. De Miguel

Fiscal Secretario Sr. Rams (Eusebio Rams Catalán)

(FOLIO 34)

Los que pueden ser considerados como más sanguinarios de dicho cuartel comunista, son además del “el Barbas”; Félix Barriga, un tal Miguel, camarero de Casa Vinagre; un tal Narciso [¿Rafael San Narciso Sancho, alias “El Hachero”?], sobrino del referido Vinagre y que parecía enlace político y propagandista, viéndose también en dicho centro mujeres con mono y correaje armadas de pistolas, ignorando la misión que allí tuvieran.

En este centro comunista estuvo detenido MANUEL BIENCINTO, que fue asesinado; también fue detenido por el Fernández Cortinas (a) “el Barbas” ELISEO CAYÓN, también asesinado. Vio descargar en ocasiones a las puertas de dicho centro, camiones con muebles, colchones y otros enseres que parecían procedentes de saqueos.

Funcionaba en el Puente de Vallecas un grupo de las J.S.U. conocido por “Los Cinco Diablos” y que estaba integrado por los siguientes individuos: Julián García [JULIÁN GARCÍA DE LA CRUZ, alias “El Gorgonio” y alias “El Chiqui”, miembro del Comité Revolucionario de Vallecas], Presidente de las J.S.U. de la barriada; había trabajado en los talleres de fundición “Jareño” y llegó a comandante en el Ejército rojo en Paredes de Buitrago y también en un Batallón disciplinario, por la Sierra. Vicente de Pablo, Guardia Municipal de Vallecas, que luego fue Miliciano de Vigilancia de Retaguardia y finalmente se llevó como teniente el referido Julián García. Enrique Burgos Risueño (a) “el Soso”, también obrero de Jareño y Guardia de Asalto durante el dominio rojo. Emiliano Soriano, fumista, que ingresó en la Policía roja, siendo jefe de Policía por la provincia de Jaén y que actuó algún tiempo como policía en Madrid. Como chofer del grupo actuaba un tal Julio (a) “el Corzo” [¿JULIO PASTOR, JULIO ÁLVAREZ?] que primero conducía un coche que el declarante desconoce y después un “Delage” gris incautado en la fábrica de bombillas. Concurrían al centro de las J.S.U. (Reina Victoria, 1) a donde cree no llevaron detenidos, concurriendo también a la Casa del Pueblo y al cuartel de “Pablo Iglesias”. Recuerda un asesinato realizado por dicho grupo que fue a detener a El Escorial a D. JUAN CAYÓN, panadero, patrono por entonces del declarante y a un hijo del mismo, de igual nombre y apellido; la detención se practicó por virtud de un aviso de El Escorial a la Casa del Pueblo de Vallecas, que fue al primero de dichos pueblos a recoger a los detenidos, que fueron conducidos a la Casa del Pueblo de Vallecas de donde fueron extraidos y asesinados el mismo día que los trajeron, a fines de julio o primeros de agosto de 1936. Los asesinos fueron con el Guardia Municipal Vicente de Pablo, Enrique Burgos, Emiliano Soriano, el chofer Julio y un tal Ángel Santamaría, que avanzada la guerra fue Comisario Político de Aviación. El declarante, no obstante estar trabajando por entonces en la panadería del Sr. Cayón, no se enteró de lo ocurrido hasta después del asesinato.

El declarante no formó parte del grupo de “Los Cinco Diablos” y a quienes sólo veía en el bar, hasta fines del año 1936, en que se unió a ellos por tener presentada la petición de ingreso en la Policía y encontrarse mientras tanto desocupado; estuvo con ellos sólo quince días y en ese tiempo no practicó ninguna detención, recordando sólo haber practicado un registro en el domicilio de D. Fernando Gallego. Por entonces ya no estaba en el grupo Julián García que ya se había incorporado al Ejército rojo.

Niega haber intervenido en los asesinatos de los señores VILASECA, de D. NICÓMEDES DE LA CRUZ HERNÁN y de D. ÁNGEL SAN MARTÍN. Del asesinato de los señores Vilaseca, sabe que fue cometido por un tal Ernesto, de la Agrupación Socialista; Vicente Embarba, camarero de Casa Vinagre y Vicente Matés así como otro dependiente de Casa Vinagre llamado Miguel; lo sabe por conversación mantenida con ellos mismos. Los señores Vilaseca, estuvieron encerrados primero, en el centro comunista del Ave María, trasladados más tarde al cuartel socialista de “Pablo Iglesias” y asesinados finalmente.

Los miembros del grupo conocido como «Los cinco diablos rojos» de Puente de Vallecas, participaron en la matanza del tren de Jaén, donde fueron asesinados 191 de los 240 presos que viajaban a bordo, entre ellos el obispo de Jaén. La placa que Manuela Carmena ordeno poner incluye el nombre de cuatro de los miembros del grupo conocido como «Los cinco diablos rojos» de Puente de Vallecas: Gregorio García Sánchez, alias «Goyo»; Agustín González Dovar, alias «El Gallego», militante de la FAI; Víctor Merinero García, conductor; y Lucio González García, «el Sereno», que participaron en la matanza del Tren de Jaén. Son los conocidos como «trenes de la muerte» republicanos que partieron desde la ciudad andaluza hacia la cárcel de Alcalá de Henares, e interceptados antes de su destino para asesinar a algunos de sus destacados presos como el obispo de Jaén Manuel Basulto Jiménez y su hermana. Dos de sus ejecutores, Julián Sevilla Sáez, conocido como el «Mataobispos», que disparó contra el obispo y Tomasa Velilla Hernández, que asesinó a la hermana, serán también recordados en la placa, entre otros destacados miembros de este episodio sangriento conocido como el asalto al tren de Vallecas. Ocurrió el 12 de agosto de 1936, al llegar al apeadero de Santa Catalina.

Poco después, en septiembre, pasó a ser Agente de Vigilancia en la Comisaría del distrito de Congreso en Madrid, donde permaneció hasta marzo de 1937 cuando ingresó en el cuerpo de Aviación como «comisario político».

Santamaría Torremocha, Ángel - Fundación Pablo Iglesias

Desde esta fecha hasta marzo de 1938 estuvo destinado en el aeródromo de Alcalá de Henares (Madrid) y tras un paso fugaz por el de Barajas (Madrid) fue destinado al Comisariado General del 2º Sector de Aviación en Valencia al que se incorporó en junio de 1938 también como comisario político, por lo que ni piloto un solo avión (no sabia) ni jamás entro en combate.

De policía pasó pronto a comisario político de la Aviación republicana (siempre «en excedencia» de acudir al frente). El comisario político era la figura que se dedicaba a vigilar que los miembros del Ejército obedecieran las consignas ideológicas de la República. Empezó en el aeródromo de Alcalá de Henares (de marzo de 1937 al mismo mes de 1938). Después le trasladaron al de Barajas. Su último destino, a partir de junio de 1938, fue Valencia, donde tampoco prestó servicios de vuelo, y donde el PSOE le ascendió a comandante.

Allí permaneció, según el expediente, los últimos nueve meses de la guerra. Y allí le sorprendió el final de la contienda. Según figura en las declaraciones de sus dos compañeros de condena, comisarios políticos como él, entre los tres acordaron esperar en Valencia «la llegada de las tropas nacionales y someterse». Un informe de la sección aérea de Levante dice que «su actuación fue de carácter malísimo» porque en los estertores de la guerra, Ángel «quemó» en una estufa «toda la documentación» del Comisariado General del 2º Sector de la llamada Aviación Roja. Otro informe añade que, mientras lo hacía, «blasfemaba» contra el denominado Alzamiento.

La condena a pena de muerte esta fechada el 15 de julio de 1939, El presidente del «consejo de guerra de urgencia» reunido en Valencia, el coronel Manuel O’Felan Correoso, firma la escueta sentencia, y en virtud del Código de Justicia Militar y Penal, Ángel Santamaría Torremocha, madrileño de 32 años, panadero, ex policía, comisario político en la Aviación republicana y con influencias en el PSOE, ha cometido «un delito de adhesión a la rebelión», en la que ha participado de forma «personal, directa y voluntaria», y por eso debe morir. Cinco meses después, antes de la Navidad en 1939, en el llamado Paredón de España en Paterna (Valencia), Ángel será fusilado.

La justicia aplicada consideraba rebelión la pertenencia al subversivo frente popular (lo proclamaban ellos mismos) y también al PSOE, quienes sobradamente pidieron, promovieron y se rebelaron contra la Republica, en octubre de 1934 y en febrero de 1936 al asaltar las elecciones.

La ejecución 'sin causa' del tío abuelo de Pablo Iglesias | Crónica

Pablo Iglesias y su madre, María Luisa Turrión (con gafas), en el cementerio de Paterna.

fuentes:

https://ecodiario.eleconomista.es/politica-eD/noticias/8153051/02/17/Cuando-el-liderazgo-del-PSOE-se-solventaba-a-tiroteos-el-mitin-accidentado-de-Indalecio-Prieto.html

Santamaría Torremocha, Ángel

https://cambalache-fpinto.blogspot.com/2018/02/carmena-no-fueron-victimas-sino-asesinos.html

https://www.elmundo.es/cronica/2019/04/10/5ca794c121efa0755b8b45a0.html

¿Se armó a las milicias en Vallecas ya el 18 de julio de 1936?

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