
El igualitarismo es una ideología política que promueve el marxismo cultural como base instrumental de sus falsas posiciones demagógicas que distorsiona el concepto de la igualdad jurídica de una forma ontológica y universal al sostener que se debe considerar a todas las personas como iguales, sin importar su raza, religión, sexo, orientación sexual, etc. y que todos tienen los mismos derechos políticos, económicos, sociales y civiles, contribuyan o no sl sostén de la nación, y sean o no de la misma.
Esta ideología considera «inmorales» las diferencias y las desigualdades, tanto sociales como intelectuales o biológicas e impide una correcta evolución de la especie humana, ya que interrumpe el proceso de selección natural.

En el nombre del igualitarismo, diversas disciplinas científicas como la Antropología, la Psicología, o la Historia, han cedido ante la presión de los lobbys de intereses políticos masones y marxistas, provocando sesgos y conclusiones tendenciosas en el estudio objetivo de los fenómenos de los que se ocupa cada una.
El igualitarismo es filosóficamente la aniquilación de la excelencia y el rechazo de la alteridad, pues la búsqueda de la igualdad niega la complejidad, las diferencias y las contradicciones inherentes a la vida.
El igualitarismo es un atentado a la libertad que impide a la persona surgir y destacar, en cambio la reduce a una masa mediocre donde los más capaces deben igualarse a los menos capaces.
De tal modo que el igualitarismo es una fuente de nivelación por el factor común más débil, lo que se califica como «mediocracia».
Una sociedad que cumple con el objetivo meritocrático de igualdad de oportunidades sería la más adecuada para no obstaculizar el surgimiento de personas de excelencia condenando a las sociedades al fracaso, la mediocridad y la pobreza, como acaban todos los sistemas socialistas
La igualdad debe entenderse, por tanto, sólo como un concepto jurídico práctico, que implica que dos personas sometidas al mismo sistema normativo deben ser tratadas de igual modo si han cometido la misma falta o si poseen los mismos méritos, pero no debe ser entendido como un concepto ontológico, tal como afirma falsamente el marxismo o el liberalismo cultural.
Contrariamente a lo que pudiera desprenderse de una interpretación literal, que lamentablemente es lo que siempre se efectúa por los neófitos jurídicos y por los marxistas culturales, el derecho a la igualdad ante la ley no consiste en la facultad de las personas para exigir ser tratado igual que los demás, sino para ser tratado de igual modo con aquellos que se encuentran en idénticas condiciones. (Igualdad para los iguales como diría Nietzche).
#AntiIgualitarismo
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