La Guerra Civil no fue un golpe de Estado – Luis Felipe Utrera-Molina

La izquierda, que había defenestrado al honesto Besteiro y encumbrado al montaraz Largo Caballero, estaba decidida a imponer por la fuerza su revolución

LUIS FELIPE UTRERA-MOLINA. ABOGADO 24-07-2021 | 02:00

Hace unos días, Alberto Núñez Feijóo, matizando al presidente de su partido, llegó a afirmar que «la Guerra Civil fue un golpe de Estado», afirmación tan fútil como falsa inspirada en ese complejo que el principal partido de la oposición alberga respecto al relato falsario que la izquierda lleva décadas imponiendo sobre nuestra historia.

Sugerir que la Guerra Civil fue el resultado de un pronunciamiento más al estilo del golpe de Pavía o del resto de las militaradas decimonónicas, incluso de la Sanjurjada de 1932 es, sencillamente, faltar a la verdad.

Es difícil condensar en unas pocas líneas el contexto político-social en el que vivía España en 1936. Tras unas elecciones groseramente fraudulentas, el Frente Popular destituyó de forma ilegal al presidente de la República, ilegalizó varios partidos de la oposición encarcelando a sus dirigentes, impulsó una censura sin precedentes en la prensa y la incautación de propiedades privadas por todo el territorio nacional, mientras alentaba la formación paramilitar de milicias socialistas y comunistas que campaban a sus anchas por las capitales de España generando un clima de terror asfixiante.

En su última intervención parlamentaria del 1 de julio, José Calvo Sotelo, líder de Renovación Española –que para los más jóvenes vendría a representar hoy mutatis mutandis el espectro ideológico de Vox– tras relatar unas cifras escalofriantes de más de 400 iglesias incendiadas, 300 muertos, 1.300 heridos, más de 10 periódicos destruidos, etc, desde febrero de 1936, dijo lo siguiente «no creo –y no me negaréis una cierta autoridad moral para formular este aserto– que exista actualmente en el Ejército español (…) un solo militar dispuesto a sublevarse en favor de la Monarquía y en contra de la República. Si lo hubiera, sería un loco, lo digo con toda claridad, aunque considero que también sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse en favor de España y en contra de la anarquía…».

Además de las amenazas de muerte de Dolores Ibárruri quien dijo (según confirmó Josep Tarradellas que se sentaba en un escaño cercano) «has hablado por última vez», la respuesta del diputado del PSOE, Ángel Galarza no fue menos equívoca: «Pensando en Su Señoría, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida».

La noche del 13 de julio, la furgoneta número 17 de la Guardia de Asalto salió de Pontejos a las órdenes de Fernando Condés, capitán de la Guardia Civil e instructor de la motorizada (grupo socialista que servía de escolta a Prieto). Dentro de la misma, además de guardias de Asalto, iba al menos media docena de militantes del PSOE, y una vez efectuada la detención no fue un guardia de Asalto, sino un guardaespaldas de Prieto, Luis Cuenca, quien le asesinó a sangre fría con dos tiros en la nuca.

Pero lo peor, lo que demuestra hasta qué punto la República había dejado de ser un Estado de Derecho para convertirse en un proceso revolucionario, es que, a la mañana siguiente Condés, –que se había refugiado en la sede del PSOE en la calle Ferraz– informó de la ejecución al diputado del PSOE y director de «El Socialista», Julián Zugazagoitia, al propio Prieto y a un tercer diputado socialista, Vidarte, quienes en vez de denunciarles optaron por encubrirles.

Pocos meses después, el diputado socialista Ángel Galarza, ya ministro, afirmó que «el asesinato de Calvo Sotelo me produjo un sentimiento […] el sentimiento de no haber participado en su ejecución». No creo que se necesiten muchas más explicaciones para demostrar que el Frente Popular había liquidado el Estado de Derecho y había subvertido la legalidad republicana en un proceso revolucionario abiertamente sovietizante, como el propio Largo Caballero admitió en numerosas declaraciones públicas que están en la hemeroteca.

Podría el Gobierno de Casares Quiroga haber reaccionado a tiempo, pero en vez de hacerlo, tras el horrendo crimen ordenó la clausura de las sedes de Renovación Española, cuyos militantes, así como los de Falange, fueron encarcelados a mansalva, mientras los asesinos de Calvo Sotelo paseaban impunemente por las calles de Madrid.

Hasta el propio Franco en un intento desesperado por evitar lo inevitable, pidió al presidente Casares Quiroga el 23 de junio que pusiese fin al caos revolucionario. Pero todo fue inútil porque la izquierda, que había defenestrado al honesto Besteiro y encumbrado al montaraz Largo Caballero, estaba decidida a imponer por la fuerza su revolución. En definitiva, el 18 de julio de 1936 no se produjo ningún pronunciamiento, ninguna militarada y mucho menos un golpe de Estado «fascista». En primer lugar, porque el fascismo apenas tenía fuerza en España y porque no fue exclusivamente militar sino cívico-militar con el apoyo de todas las fuerzas monárquicas, tradicionalistas, la derecha parlamentaria, el centro (Lerroux) y la Falange (todos ellos llamados, como hoy, «fascistas» por la izquierda) que tuvieron que elegir entre entregarse en holocausto sacrificial a sus verdugos o defenderse con las armas.

Debería recordar el presidente gallego que, como dijo Albert Camus, «la libertad consiste, en primer lugar, en no mentir. Allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia o se perpetúa». Y los españoles no merecemos políticos que nos mientan, que, por desgracia, sobran.

Fuente

4 comentarios en “La Guerra Civil no fue un golpe de Estado – Luis Felipe Utrera-Molina

  1. Efectivamente, el Alzamiento Nacional fue, Justo y necesario.
    Su justificación es a nivel colectivo, lo mismo que en la esfera individual lo es un homicidio cuando resulta imprescindible para salvar la propia vida.
    Lo que se conoce como “legítima defensa”
    Como dicen los mexicanos, el Alzamiento “madrugó” a la revolución marxista (PSOE y PC) por semanas o días.
    Resulta inaudita la postura de Feijoo..,
    ¿Estará investido de mandil?
    Ya sabemos que los “hijos de la viuda”
    militan en todo el arco parlamentario.

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  2. Tanto Rajoy como Núñez son «discretos hermanos masones».
    A Rajoy le preguntaron por tres veces en distintas ocasiones que si era masón: las dos primeras veces lo negó y en la tercera guardó un «discreto» silencio.
    Como buen masón no quiso quitar la ley de la mentira y desmemoria.
    Y Núñez como «discreto» y buen masón a nadie le debería extrañar lo que dice.
    Por último la afirmación de otro masón, Juan Negrín López , que según él oficialmente y por decreto la Guerra Civl española comenzó «El 23 de enero de 1939».
    Éste no sé si es masón. Hace unos meses un Digital presentaba a este sujeto como un «historiador honesto» y el tal sujeto soltó: «Afirmar que la Guerra Civil comenzó en 1934 es una tontería».
    Las afirmaciones, opiniones o declaraciones no valen para nada, lo que valen son las pruebas de los hechos.
    ESTAS SON LAS PRUEBAS DE LOS HECHOS:
    https://laverdadofende.blog/2021/06/04/acusacion-de-genocidio-contra-el-partido-socialista-obrero-espanol-psoe-angel-manuel-gonzalez-fernandez/

    DOCUMENTO HISTÓRICO: EL GOBIERNO DE ESPAÑA «DECLARA EL ESTADO DE GUERRA»

    LAS GUERRAS COMIENZAN CUANDO COMIENZAN Y OFICIALMENTE CUANDO SE DECLARAN
    Con el fin de apoderarse del gobierno de España y exterminar a derechistas y católicos, el 4 de octubre de 1934 el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores lanzan la Guerra Civil, y dos días después, el Gobierno de la República declara el estado de guerra. (El chantaje de la izquierda. Las falsedades de la Guerra Civil española. Madrid, 2004, pp. 22 a 26, 102 y 103).

    PRESIDENCIA DEL CONSEJO DE MINISTROS
    DECRETO
    De acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta de su Presidente,
    Vengo en decretar lo siguiente:
    Artículo I.º Con arreglo a lo prevenido por el artículo 52 de la Ley de 28 de Julio de 1933, se declara el Estado de Guerra en todo el territorio de la República Española.
    Art. 2.º Por los Generales Jefes de las Divisiones orgánicas, Comandantes Militares de Baleares y Canarias y Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, con relación a las plazas de Ceuta y Melilla, se dictarán los oportunos bandos con arreglo a la Ley de Orden público, que regirán en los territorios a que alcance la jurisdicción de las Auditorías respectivas.
    Art. 3.º Del presente Decreto se dará cuenta a las Cortes, a tenor de lo prevenido por el artículo 60 de la mencionada Ley y 42 de la Constitución de la República.
    Dado en Madrid a seis de octubre de mil novecientos treinta y cuatro.
    NICETO ALCALA-ZAMORA Y TORRES
    El Presidente del Consejo de Ministros,
    ALEJANDRO LERROUX GARCIA.
    Gaceta de Madrid: Diario Oficial de la República, 7 octubre 1934. Núm. 280, p. 194.

    (El 23 de enero de 1939 el jefe del Frente Popular, el socialista Juan Negrín López decretó: «Se declara el estado de guerra en todo el territorio de la República». Gaceta de la República. Diario Oficial. Barcelona, 23 de enero 1939. Núm. 23, portada.
    Semejante declaración más que un hecho histórico es una abyecta burla).

    Ángel Manuel González Fernández, octubre de 2008.
    https://angelmanuel-gonzalezfernandez.blogspot.com/2010/06/documento-historico-el-gobierno-de.html

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  3. Y otra cosa, también Felipe es masón.
    Fue iniciado durante sus estudios en los Estados Unidos. Lo sé porque en una muy significativa foto oficial hacía un discreto signo masónico. Es decir, que si el muchacho tiene aquí problemas se va a USA con su mujer e hijas, que allí está más tranquilo y sus hermanos le reciben con los brazos abiertos.
    Estará más tranquilo y mejor, como lo estuvo ese día.
    Ese día que cada vez menos gente recuerda, que Rodríguez el Necrófilo durante el desfile y al paso de la bandera USA se quedó sentado, pero que nadie recuerda que Felipe y su pareja estaban juntitos en los Estados Unidos porque él le había dicho a su padre que si no le dejaba casarse con la televisiva periodista renunciaría, y como prueba ese detalle.
    El detalle era que el Día de las Fuerzas Armadas el que era oficial de los Tres Ejércitos no quiso estar presente: la poca gente se acuerda solo de la anecdótica sentada del Necrófilo y de lo del oficial de los Tres Ejércitos que era lo importante nadie se acuerda.

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