Las reuniones “ilegales” del presidente de Pfizer, Albert Bourla, con el director del Organismo del Medicamento en Estados Unidos (FDA)

Como os decía hace un rato, se ha liberado una información ABSOLUTAMENTE DEVASTADORA sobre el poder de las farmacéuticas en torno a las medidas sanitarias por el Covid. La web Real Raw News describe de la siguiente manera las reuniones habidas entre el presidente de Pfizer, Albert Bourla, con el entonces director del Organismo del Medicamento en Estados Unidos (FDA) el 28 de diciembre de 2019, es decir, justo al comienzo de esta «pandemia».

«La verdad es que no necesitamos vacuna para esta enfermedad», le reconoció Bourla a Hahn, «pero es importante que tú hagas creer a tus colegas, como Fauci o los jefes de los CDC, que la vacuna es imprescindible para evitar una gran mortandad en Estados Unidos.

Mucha atención a este y los siguientes mensajes. En esa primera reunión, Bourla se queja al jefe de la FDA de que no estaban ganando lo suficiente en los últimos años (16 billones en 2018, el máximo mandatario de esta empresa se llevó 17 millones en 2019 más el beneficio en sus acciones, lo que le convierte en el directivo mejor pagado del mundo).

Las cúpulas de ambas instituciones acuerdan tener reuniones para aprovechar los beneficios de lo que viene con el Covid, y deciden que, por el bien de sus planes, esas reuniones no tendrán reuniones ni en la sede de la empresa ni en las oficinas del organismo del medicamento, y realizarlas EN SECRETO PARA EVITAR QUE EL CONTENIDO DE ESAS REUNIONES LLEGUE A LA SOCIEDAD. (Primer delito,).

La FDA, que es un organismo público, aceptó las condiciones de secreto de la firma farmacéutica Pfizer. En esas reuniones el jefe de Pfizer se pone a «llorar» a su homónimo en la FDA, argumentando que el sistema de patentes actual (que libera las patentes de los medicamentos a los 20 años) les está haciendo perder beneficios. [El artículo especifica más este asunto, pero me lo salto para ir a lo esencial].

Bourla le dice a Hahn que sabe que es muy difícil modificar el sistema de patentes para favorecerles pero le ofrece una alternativa: le cuenta que se ha hecho con el genoma de un virus que afecta el sistema respiratorio y que está asolando en ese momento China, y que llegará a Estados Unidos en breve.

Le documenta que se extiende por el aire, y se propaga rápidamente entre la población infectada, que parece peligroso pero que, según sus estadísticas, el 99’6% de la población lo supera sin problemas.

Hay que recordar que, al principio, la OMS y la FDA afirmaron que la tasa de mortalidad del SARS Cov-2 era del 3’4%. De acuerdo a esta información, sabían desde el principio que no era más que una gripe mala.

El jefe de Pfizer le cuenta al de la FDA que, de acuerdo a sus cálculos, en tres años tendrán un beneficio del 15% cada año. «Puedes usar esos beneficios para repartir regalos (sobornos) o para lo que quieras», le dijo el jefe de Pfizer al de la FDA.

«La verdad es que no necesitamos vacuna para esta enfermedad», le reconoció Bourla a Hahn, «pero es importante que tú hagas creer a tus colegas, como Fauci o los jefes de los CDC, que la vacuna es imprescindible para evitar una gran mortandad en Estados Unidos. Tenéis que hacer creer esto a la administración Trump: cuanto más rápidamente se apruebe la vacuna, más rápidamente se distribuirá y la gente se sentirá segura».

Bourla reconoció un periodo de vacunación de 5 años, para asegurar más pinchazos y maximizar el beneficio.

«Cuando la gente empiece a perder el miedo, inventaremos una variante del virus para asustar a los ingenuos y que ellos mismos pidan más pinchazos».

En este momento de la negociación, Hahn le hace la siguiente confesión a Bourla: otra compañía farmacéutica de la competencia le ha hecho una oferta similar. Sin nombrar al competidor, le dice que la autorización de «uso de emergencia de la vacuna» será compartida entre varias empresas farmacéuticas y que «habrá tarta suficiente para todas ellas» (se entiende que se repartirán los astronómicos beneficios). Esta admisión de Hahn prueba que las compañías farmacéuticas comparten similar «ética»: el beneficio económico por encima de la salud de las personas.

Bourla le dice que está de acuerdo en compartir con otras compañías la autorización de emergencia de la vacuna pero, que, CUANDO SEA AUTORIZADA «DE VERDAD» LA PRIMERA LICENCIA SEA PARA PFIZER (como así ha ocurrido).

«Nos aseguraremos de dar mejores ‘incentivos‘ que nuestros competidores (se refiere a los sobornos, claro). Hahn le respondió que consultará con sus asesores. Y lo demás es historia.

Ahora viene lo gordo: estos son declaraciones de un alto ejecutivo de Pfizer, se supone que, dado que lo cuenta Real Raw News y lo anticipó Trump el otro día, los militares patriotas tienen toda la documentación de las cuentas bancarias y las personas que han recibido esos sobornos.

ÑNos están preparando para el golpe que se van a llevar las farmacéuticas.

El articulo:

El 28 de diciembre de 2019, justo cuando la noticia de la plaga de Wuhan hundía sus dientes en la sociedad estadounidense, el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, se enfrentó al entonces director de la FDA, Stephen Hahn, con lo que describió como un dilema insoluble: Bourla lamentó la «pérdida de ingresos» de Pfizer, una curiosa Elección de palabras para describir a un fabricante farmacéutico que obtuvo $ 16.7 mil millones en 2019, cuyo director ejecutivo ganó $ 17 millones en 2019 y $ 22 millones en 2020, después de que la vacuna Covid-19 de la compañía llegara a los estantes. Esas cifras excluyen las decenas de millones de dólares que Bourla recibe en beneficios, dietas y opciones sobre acciones, activos que, si se suman a su salario anual, lo ubican entre los directores ejecutivos mejor pagados del mundo.

Hahn, Bourla y un grupo de funcionarios de la FDA y Pfizer mantuvieron conversaciones privadas para discutir los problemas financieros autopercibidos de Pfizer. La reunión no tuvo lugar en la sede corporativa de Pfizer en Manhattan. La conferencia tampoco tuvo lugar en el gigantesco complejo de la FDA en Silver Springs, Maryland. Esto fue inusual porque las conversaciones oficiales entre la FDA y las grandes farmacéuticas generalmente ocurren en una de esas dos ubicaciones, no en una sala de juntas en el Hotel Hay-Adams en Washington, DC.

Bourla había solicitado una reunión clandestina, habiendo dicho a Hahn que se analizarían los secretos comerciales y que el acuerdo codificado de Pfizer con la FDA estipulaba que Pfizer tenía autoridad para solicitar discusiones encubiertas para evitar la difusión pública de información confidencial. La aceptación de la FDA de esos términos muestra que ella y las grandes farmacéuticas comparten un dormitorio matrimonial.

En la reunión, Bourla no reveló secretos comerciales; más bien, se quejó de cómo Pfizer durante la última década se había perdido «potencialmente miles de millones de dólares», ya que muchos de sus medicamentos lucrativos perdieron la protección de la patente y estuvieron disponibles de forma genérica.

Como referencia: según los estatutos de la FDA, una patente de medicamento tiene una duración de 20 años a partir de la fecha en que se presentó la solicitud de patente en los Estados Unidos, después de lo cual otros fabricantes farmacéuticos pueden comercializar el producto con el nombre de su ingrediente químico. El analgésico Vicodin, por ejemplo, fue patentado por Abbott Laboratories en 1978; En 1999, la FDA otorgó a los fabricantes Mallinckrodt y Qualitest licencias para comercializar el producto, y una parte de las ganancias se devolvió al titular original de la patente: Abbott Laboratories. A pesar de los sobornos, la mayoría de las grandes farmacéuticas solicitan extensiones de patente, que a menudo se otorgan. En la actualidad, más de 46 empresas en todo el mundo fabrican Vicodin con diversas etiquetas, entre las que destaca la hidrocodona / APAP. Las protecciones de patentes se aplican incluso a las vacunas,

Bourla dijo que entendía que Hahn era impotente para revisar los programas de protección de patentes «injustos», pero propuso un acuerdo que resultaría rentable tanto para Pfizer como para la FDA.

Afirmó haber «tomado posesión» de la secuencia del genoma para una infección respiratoria altamente transmisible que estaba devastando Wuhan China e indudablemente infectaría a Estados Unidos. Al describir el virus, Bourla dijo: “Parece no ser más letal que la influenza estacional. Parece transmitirse por el aire y se propaga rápidamente entre las poblaciones infectadas. Los síntomas pueden parecer peligrosos, pero según nuestro análisis, la persona promedio tiene un 99,6% de posibilidades de recuperarse por completo «.

Bourla presentó una agenda: si la FDA aprobara la vacuna de Pfizer, que ya estaba en proceso, Pfizer recuperaría el 15% de las ganancias durante los próximos 36 meses. «Puede usar ese dinero para distribuir las subvenciones de investigación o para lo que quiera», le dijo Bourla a Hahn. “A decir verdad, probablemente no necesitemos una vacuna para esto, pero es importante que les diga a sus compañeros, los CDC y personas como Anthony Fauci, que una vacuna es necesaria para asegurar la supervivencia del pueblo estadounidense. Se debe hacer creer a la administración Trump esto. Cuanto más rápido lo hagamos, más rápido podremos distribuir la vacuna y la gente se sentirá segura «.

Bourla propuso un plan de vacunación de cinco años, para incluir vacunas de refuerzo, para maximizar las ganancias. Si la sociedad comenzara a sentirse segura, se podría inventar una variación del virus para asustar a las personas ingenuas y exigirles vacunas reformuladas, dijo Bourla.

En respuesta, Hahn hizo una confesión sorprendente: uno de los competidores de Pfizer ya había presentado un plan similar a la FDA. Sin nombrar al competidor, Hahn dijo que la autorización de uso de emergencia tendría que ser compartida entre los fabricantes de vacunas «acreditados», que «habría una porción de pastel lo suficientemente grande para que todos la disfruten».

La admisión de Hahn demuestra que las grandes farmacéuticas comparten una mentalidad colectiva: el beneficio antes que la gente.

“Teniendo en cuenta las ganancias de distribución global, estoy de acuerdo en que todos nos beneficiamos. Puede distribuir autorizaciones de uso de emergencia, pero es importante para nosotros que primero obtengamos la aprobación completa, y dejemos que usted y su gente determinen cuándo sucederá ”, dijo Bourla. «Y nos aseguraremos de ofrecer mayores incentivos que cualquier competencia».

Hahn dijo que tomaría el asunto en consideración.

Y el resto es historia.

La información de este artículo provino de un ex ejecutivo de Pfizer.

Pfizer, the FDA, and Bribes Aplenty

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