
Negamos la imparcialidad, objetividad e independencia de los medios de comunicación que nos bombardean 24 horas al día, 7 días a la semana con alerta, pánico y miedo desde hace casi ya 2 años. Asimismo, aseveramos –en base a evidencias fácilmente verificables- que los mass media españoles comparten accionariado -y, por tanto, intereses- con las Big Pharma (Pfizer, ModeRNA…) perteneciendo todos a los conglomerados empresariales Black Rock y Vanguard, entre otros
Negamos que haya existido un auténtico debate científico sobre el origen, causa e impacto de la enfermedad denominada Covid-19, limitándose el discurso oficial (u oficialista) a dar voz únicamente a quienes reproducen el relato hegemónico (algunos de ellos incurriendo en grave conflicto de intereses) y criminalizando a quien lo cuestione
Negamos que el proceso de inoculación de los fármacos experimentales que llaman vacunas sea 100% garantista, seguro y eficaz, como muestran las estadísticas: incremento de miocarditis, pericarditis y otras enfermedades cardíacas, ictus, infartos, muertes repentinas en personas vacunadas…
Negamos que sea necesario inocular a los menores de edad, grupo en el que la enfermedad es prácticamente inexistente y, por tanto, condenamos las campañas mediáticas obscenas para la vacunación de menores
Negamos la existencia de transparencia en los Servicios de Salud de las Comunidades Autónomas, que no publican las cifras de fallecidos por Covid-19 indicando si las víctimas están vacunadas o no
Negamos la existencia de transparencia en los contratos firmados por la Comisión Europea y las multinacionales fabricantes de los fármacos, en los que se les exime a estas compañías de cualquier responsabilidad en caso de demandas por efectos secundarios graves
Negamos el derecho a exigir a los ciudadanos –a modo de tribunal de Inquisición- declarar públicamente si están vacunados contra la Covid-19 o no
Negamos ponernos de perfil frente a las amenazas y coacciones de los gobiernos a la población para que se vacune en su totalidad y anualmente (pasaporte Covid o ‘Green Pass’, confinamientos selectivos de no vacunados…), incurriendo en un grave apartheid sanitario que vulnera derechos fundamentales y nos recuerda –trágicamente- a las identificaciones que los judíos tenían que llevar en la solapa durante la Alemania nazi
Negamos que exista libertad de prensa y de expresión en redes sociales, cuyos órganos de censura se encargan de eliminar y restringir las opiniones y cuentas de quienes no comulguen con el relato oficial
Nos negamos a permanecer impasibles ante la pérdida de libertades, la degradación de los servicios públicos, la ruina de la economía, la pérdida de puestos de trabajo y la devaluación de la calidad democrática en nuestro país aprovechando una emergencia sanitaria que se revela planificada por los poderes fácticos, plagada de incoherencias y sombras que nos hacen preguntarnos si alguna vez recuperaremos la añorada “vieja normalidad”