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«El riesgo-beneficio de las vacunas contra el Covid es cada vez peor y peor»

«Una de cada 5000 personas se ve afectada por un efecto secundario grave después de una vacuna Covid. Cualquier persona que sospeche efectos secundarios debe buscar ayuda médica e informar sus síntomas al Instituto Paul Ehrlich (PEI). Este recopila dicha información en Alemania, y muchas personas no saben que ellos mismos pueden presentar sus quejas allí.» Reza el tuit…

Esta mañana, el Ministerio Federal de Salud de Alemania publicó un tuit impresionante en el que admitía que 1 de cada 5000 vacunas contra el covid causa «efectos secundarios graves».

Es probable que esta cifra sea una gran subestimación, dado que los sistemas de notificación de efectos secundarios para medicamentos y vacunas son en gran medida voluntarios.

No obstante, implica que casi 300.000 estadounidenses y europeos han sufrido efectos secundarios graves después de recibir inyecciones de ARNm de Pfizer/BioNTech y Moderna. (No está claro si la estimación de efectos secundarios de Alemania se aplicó a las vacunas contra el covid de India y China, que usan tecnologías más antiguas y en gran medida no se usan en los países más ricos, aparte de China).

Las autoridades sanitarias ahora reconocen que las vacunas de ARNm no detienen la infección o transmisión de Covid y probablemente no tengan valor preventivo contra la variante Omicron dentro de unos meses. Por lo tanto, su perfil de riesgo-beneficio parece cada vez más absurdo, especialmente porque Omicron es notablemente menos peligroso que las variantes anteriores de Covid para todos, vacunados o no.

Estos pinchazos de Covid no son medicamentos contra el cáncer, donde los pacientes y los médicos tolerarán efectos secundarios graves. Ni siquiera son vacunas contra la gripe; en este punto, son incluso menos efectivas y mucho más peligrosas.

El hecho de que la eficacia de las inyecciones de ARNm se mida en semanas frente a Omicron es simplemente la última gota en su contra. Incluso si funcionaran a largo plazo, es probable que los reguladores ya hayan retirado del mercado cualquier otro producto que haya causado tanto daño por una enfermedad que es poco más que un resfriado para la mayoría de las personas sanas.

Como mínimo, los reguladores deberían limitar severamente el uso de las vacunas contra el covid agregando una «advertencia de recuadro negro» sobre sus riesgos y restringiendo el uso a personas mayores y con comorbilidades graves.

Finalmente, debido a que estas “vacunas” no tienen ninguna posibilidad de producir inmunidad a nivel poblacional, su riesgo y beneficio deben evaluarse individualmente en lugar de para grandes grupos de personas. En otras palabras, solo deben estar disponibles por prescripción médica, no ofrecerse a quien los quiera.

Tomar cualquiera de estos pasos significaría admitir que el gran experimento del ARNm ha fallado por completo, así que no espere verlos pronto. Aún así, la admisión alemana de hoy marca al menos un pequeño paso, y muy esperado, hacia la honestidad de las autoridades de salud pública sobre los pinchazos de Covid.

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