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Queipo de Llano dirigió la sublevación contra el frente popular (que había dado un golpe de Estado en las elecciones de febrero de 1936), desde la capital andaluza. El militar fue el intermediario para llevar a cabo la reconstrucción del templo en el barrio de la Macarena, que formaba parte del «Moscú sevillano» junto con otros (dos barrios populares, el de San Julián y San Marcos) que más duramente se resistió contra el levantamiento militar. La construcción, que se realizó en el solar donde se encontraba un bar frecuentado por anarquistas, se inició en 1941 y terminó en 1949.

Hermano mayor honorario de la Macarena
Queipo de Llano fue, además, hermano mayor honorario desde su nombramiento por la Hermandad en septiembre de 1936. Un mes después recibió la corona de oro de la Macarena. Se especula que además fue él mismo quien promovió que se le entregara la corona para sufragar los gastos de la guerra.
Construcción de la Basílica tras su incendio en 1936

El teniente general fue uno de los promotores de la reconstrucción de la Basílica de la Macarena tras la destrucción del templo, entonces la Parroquia de San Gil, durante la Guerra Civil.
En la madrugada del 18 de julio de 1936 se produjo el incendio intencionado de la Parroquia de San Gil Abad y de la Capilla propiedad de la Hermandad. A las doce de la noche, después de un tiroteo intenso, con voces, carreras y golpes, se pudo reconocer que del templo de San Gil se veían salir llamas de todos sus rincones.

Asimismo, se conoció que los incendiarios se dirigieron a continuación al almacén de los pasos, situado frente al templo, pero al ser estos descubiertos por vecinos desde los balcones, desistieron realizar otro acto de vandalismo sobre las Imágenes, pasos y objetos que se guardaban allí. Las Imágenes del Señor de la Sentencia y de Nuestra Señora del Rosario fueron depositadas en el almacén de los pasos, frente a San Gil. La Virgen de la Esperanza se trasladó al domicilio particular de un Hermano. En el mes de octubre de ese año, la Hermandad se traslada a la Iglesia de la Anunciación.
En el mes de abril de 1938 se comienza a editar mensualmente un Boletín de la Hermandad con el nombre de “Esperanza Nuestra“, que sería repartido gratuitamente entre los hermanos; y en 1944, se constituye el “Ropero de Nuestra Señora de la Esperanza“, con la finalidad de atender obras asistenciales.

El 19 de marzo de 1949 se realizó el traslado de las imágenes desde la Parroquia de San Gil, donde había vuelto la Hermandad tras pasar varios años en la Iglesia de la Anunciación, a su nueva sede en el Templo Macareno, que con el tiempo alcanzaría la dignidad de Basílica Menor.
LOS TEMPLOS DESTRUIDOS DURANTE LA GUERRA CIVIL EN SEVILLA
Los templos destruidos durante la Guerra Civil en Sevilla
Los templos destruidos durante la Guerra Civil en Sevilla

El 18 de julio de 1936, tras el Alzamiento Nacional, justo hoy hace 80 años, una multitud de milicianos y sindicalistas asaltaron numerosos templos donde fueron tristemente devastados, y con ellos, el patrimonio de las diferentes Hermandades que allí residían.
Estos hechos afectaron principalmente al barrio de la Macarena y de la Feria, sector conocido por aquel entonces como el ‘Moscú sevillano‘, así como el barrio de Triana y varias zonas de extramuros como San Roque o San Bernardo.
San Gil
En la noche del 18 de julio, los vecinos de la feligresía alertaron sobre un incendio intencionado en la Parroquia de San Gil, quedando totalmente devastada. Se perdió las cubiertas de madera de las tres naves del templo, así como numerosos enseres e imágenes, destacando el Titular primitivo de la Macarena, el Cristo de la Salvación, una Inmaculada de Duque Cornejo o la Virgen del Carmen de San Gil que estaba situada en un altar para la celebración de sus cultos. Además pereció las insignias de la Corporación, un juego de manos del Señor de la Sentencia y de la Virgen del Rosario o los candelabros del paso de palio de la Esperanza o un retablo del XIX de la Hermandad Sacramental.
Por fortuna, el Señor de la Sentencia y la Virgen del Rosario estuvieron salvaguardados en el almacén de la Corporación, así como la Macarena en casa de uno de sus hermanos. Hasta 1942 no fue abierta de nuevo al culto.

Nave del Evangelio de Santa Marina tras el incendio de 1936
Santa Marina
Santa Marina ha sido uno de los templos más castigados a lo largo de su historia. En este incendio de carácter intencionado por miembros del sindicato anarquista de la CNT, fue devastado el retablo del altar mayor, así como otro perteneciente a la Sacramental de Santa Marina y a una Inmaculada atribuida a Duque Cornejo.
Se salvó de forma milagrosa la Imagen del incendio la Divina Pastora y el lienzo de Alonso Miguel de Tovar, además de su propio retablo, donde además fue rescatada por sus hermanos y llevadas al Hospital de los Venerables. Suerte similar corrió el grupo escultórico de la Virgen de la Piedad y el Señor Descendido en la Cruz de la Sagrada Mortaja, retiradas del culto días antes, y llevadas meses después al ex-Convento de la Paz, quedándose así como sede definitiva de la Corporación del Viernes Santo.
Santa Marina no fue reabierto al culto hasta la década de los 80.
Omnium Sanctorum

Omnium Sanctorum tras el incendio de 1936
Junto a San Gil y San Roque, Onmium Sanctorum fue el templo que se llevó la peor parte en estas revueltas. Solo quedó en pie, los muros, la torre y las portadas, reduciendo a cenizas el techo,el artesonado o los retablos, además de numerosos enseres.
La Hermandad de la Cena, que residía allí en esa época, perdió su apostolado y el paso del Señor de la Humildad y Paciencia, aunque pudo salvar sus Imágenes Titulares y el resto de los enseres, al igual que los de la Hermandad de la Reina de Todos los Santos.
La Parroquia pudo ser abierta en 1940 tras una cuestación popular entre todos los feligreses y vecinos de la collación.
Monte-Sión
Otro de los templos asolados en estos disturbios fue la Capilla de Monte-Sión. Por aquel entonces se utilizaba como almacén, ya que en 1931, los Titulares recibían culto en la Parroquia de San Martín.
La Corporación perdió tanto la antigua talla del Crucificado de la Salud como el apostolado del paso de la Oración del Huerto. Además los pasos fueron sacados a la calle y seguidamente fueron quemados. También se perdió otros enseres como la corona de la Virgen del Rosario o el Libro de Reglas.
San Juan de la Palma
Siguiendo por la calle Feria, otra de las sedes de las que fue víctima el movimiento anticlerical fue la Iglesia de San Juan de la Palma.
Este templo no fue incendiado pero sí saqueado por multitud de asaltantes, la cual no dejaron ningún objeto de valor. Desapareció la Virgen de las Maravillas, Titular de la Corpòración de la Amargura y ubicada en el altar de la Capilla Sacramental donde reside la Inmaculada Concepción, y el paso de Misterio del Desprecio de Herodes, donde fue sacado a la calle y quemado en una hoguera. También fue pasto de las llamas la parihuela y siete varales de plata del paso de palio, así como la Cruz de Guía o el Simpecado

Barricada en la Plaza de San Marcos con imágenes y tallas
Por fortuna, los Titulares de la Corporación fueron cobijados en casas de los vecinos y hermanos de la Corporación, así como el resto de enseres, destacando las maniguetas del Misterio,siendo las actuales del paso del Señor del Silencio.
San Marcos
Tal y como relata el escritor Juan Pedro Recio en su libro ‘Las cofradías de Sevilla en la II República’, el asalto a San Marcos fue especialmente violento, ya que en él fueron asesinadas tres personas, dos de ellas arrojadas al interior de la iglesia ya calcinada.
Los asaltantes rociaron la puerta con gasolina y seguidamente fueron tiradas a ellas numerosas cerillas para prenderla. Desaparecieron las imágenes y retablos que allí aguardaban, incluido la Virgen de la Hiniesta de Castillo Lastrucci en 1933 y la Virgen del Rosario.
La capilla anexa de los Siete Dolores y Misericordia también sufrió numerosos desperfectos, aunque por fortuna no afectó a la Virgen de los Dolores de Montes de Oca y el Cristo de la Providencia, Titulares en la actualidad de la Hermandad de los Servitas.
San Román

San Román tras el incendio de 1936
La Parroquia de San Román fue también pasto de las llamas en la noche de aquel 18 de julio de 1936, donde se perdió la techumbre y la bóveda.
Los Titulares de la Hermandad estaban situados al lado de la Capilla dónde residía entonces la Virgen de la Granada,en la Parroquia donde fueron destruídas en el incendio. La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Saludestaba atribuida a Martínez Montañés, mientras que la Virgen de las Angustias era una talla también atribuida a Montes de Oca. En este incendio también fue devastado el paso del Señor de la Salud y una túnica deRodríguez Ojeda. En la actualidad se está ejecutando dicha túnica siguiendo con el mismo diseño.

San Roque tras el incendio de 1936
San Roque
Una de las Parroquias más afectadas fue la deSan Roque. El 18 de julio de 1936 fue incendiada su Parroquia por una muchedumbre exaltada, la cual incluso llegaron a amenizar la funesta escena con un trío musical. Solo quedaron en pie la fachada, los muros y la torre.
Los primitivos Titulares, Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de Gracia fueron destruidos al igual que una de las imágenes más devocionales en la capital hispalense en tiempos pretéritos, el Santo Crucifijo de San Agustín. El fuego también asoló con casi la totalidad de los enseres de la Corporación, aunque se pudo salvar el paso del Señor de las Penas y la Corona de la Dolorosa.
San Bernardo

Antiguo Crucificado de la Salud de San Bernardo
Otro de los templos afectados aquella noche del 18 de julio fue la Parroquia de San Bernardo. Unos individuos rociaron con gasolina la puerta del Templo, aunque por fortuna, el incendio no afectó al interior del Templo.
Las imágenes del Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima del Refugio, San Juan y la Magdalena fueron sacadas a la calle y quemadas en una hoguera. Con especial saña fue sacado a la calle el Crucificado de la Salud, donde fue arrancado de la Cruz y posteriormente seccionado en varios trozos para que cupiera por la puerta de la Parroquia.
La O
En el barrio de Triana, la Parroquia de la O fue asaltada por un grupo de individuos. Entraron con las llaves del templo, donde fueron conseguidas en la casa del párroco tras sufrir una brutal agresión.
En el ataque, sacaron los Titulares de la Hermandad a la calle Castilla a la calle, donde fueron salvajemente mutilados y sacados sus ojos. La imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno pudo ser recuperada y restaurada por Antonio Castillo Lastrucci, al igual que la Virgen de la O Gloriosa.
El martirio de la Virgen María en 1936. La Macarena de Sevilla

NICOLÁS DE JESÚS SALAS (1933-2018), hijo de un notario y poeta valenciano de Requena. Al fallecer su padre en 1934, al poco de nacer Nicolás, su madre decidió regresar a Sevilla, ciudad de la que ella procedía y en la que Nicolás llegaría a ser cronista y donde desarrollaría su carrera periodística, en ABC, Diario de Sevilla o Correo de Andalucía. Sobre estas líneas, Nicolás Salas, junto al entonces alcalde Juan Ignacio Zoido, en la inauguración de la calle que lleva su nombre, en el barrio de Triana, de Sevilla.
En 2017 publica este interesante artículo:
La Virgen Macarena durmió dos noches en un corral de vecinos (elcorreoweb.es)
«La Macarena podría ser, debería ser, la Patrona de los Refugiados de Sevilla… Durante las noches de la Primavera Trágica de 1936, grupos de hermanos hacían guardia en el interior de los templos con sacos de arena y cubos de agua preparados para evitar que se propagaran los incendios provocados por los «cocteles Molotov» que criminales a sueldo tiraban por las ventanas. Pero no bastaban las guardias de hermanos durante las noches.

[Cinco meses antes del inicio de la Guerra Civil, la Virgen de la Esperanza fue ocultada en un cajón y puesta a salvo ante la amenaza de destrucción. El cajón se puede ver en el Museo de la Macarena.]
En los días de crisis más violentas, la Junta de Gobierno decidió ocultar la imagen de Nuestra Señora en lugares seguros y secretos, sólo conocidos por pocas personas. Nuestra historia recoge que la Macarena estuvo oculta en los domicilios de Francisco Pareja Muñoz, en la calle Méndez Núñez, y de Manuel Gamero Díaz, en la calle Lepanto, tan vinculados a la Hermandad.
La Macarena durmió dos noches de miedo en un corral de vecinos de la calle Escoberos. En pleno Moscú sevillano, rodeada de algaradas, de angustias macarenas por la seguridad de su Virgen…
¿Será posible que la Santísima Virgen, la Madre de Jesucristo, reposara entre sábanas blancas sobre un humilde lecho de obrera macarena? ¿Hay imagen alguna en la historia cofrade que fuese escogida como símbolo de la persecución y, al mismo tiempo, como testimonio de humildad en un corral de vecinos?
Cerremos los ojos. Pongamos en nuestra mente la figura de la Virgen. No la vamos a ver con su espléndida corona, ni con su manto, ni rodeada de luces… La vamos a ver semi oculta entre sábanas blancas de un lecho humilde, en la semi oscuridad de una pequeña habitación de corral de vecinos, mientras Victoria Sánchez, la limpiadora del templo, la mira, la custodia, duerme en el suelo junto a la cama, siente su corazón palpitar de emoción, de miedo, y también de alegría por saberla segura… ¿Cabe más esplendor, mejor trono para nuestra Virgen?
Nuestra Señora de la Esperanza, como tantos miles de sevillanos que perdieron su hogar por causa de la riada del Tamarguillo y la posterior ruina del caserío popular, de corrales y vecindades, tuvo que vivir refugiada fuera de su barrio, tuvo que aceptar la caridad de una vivienda provisional, de un techo que supliera al que había perdido…
Y Ella, Nuestra Señora, también sabía lo que era vivir en un modesto corral de vecinos del barrio macareno, cuando fue llevada por la limpiadora de San Gil, Victoria Sánchez Contreras, a su humilde hogar para librarla del odio marxista.

[Después de la Semana Santa de 1936, la Macarena no pudo volver a su templo. La tarde-noche del 18 de julio la iglesia parroquial de San Gil ardió y quedó destruida, desapareciendo todo cuanto estaba en su interior. Gustavo del Barco, con forma de relato breve, expone el sentimiento de la ciudad hacia la Esperanza Macarena con motivo de la quema de la Iglesia de San Gil en los disturbios de 1936].
El refugio de Nuestra Señora sería un símbolo, una profecía, de aquellos refugios, veinticinco, que durante tres lustros fueron un drama ciudadano sin precedentes en España. Como lo había sido, entre 1936 y 1942, el exilio forzoso de la Macarena fuera de su barrio, alejada de su gente…
La persecución religiosa en Sevilla, durante la II República, el Frente Popular y la guerra civil, fue una dramática realidad hoy incuestionable, una dolorosa tragedia en bastantes ocasiones, donde la suspensión de los desfiles procesionales durante las Semanas Santas de 1932 y 1933, fue una anécdota ilustrativa dentro del conjunto de circunstancias adversas sufridas por la Iglesia católica en aquellos años, y una reacción razonable, lógica, que entonces y ahora ha sido desdibujada, gente que se empeña en hacer abstracción del hecho de la suspensión de los desfiles y no tener en cuenta las razones legítimas de defensa que deben reconocérsele a las Hermandades y Cofradías como a cualquier otra clase de corporaciones.
Tenemos que dejar muy claro, si tenemos el propósito de acercarnos a la historia para aceptarla tal como fue, con el noble afán de conocer la verdad a secas, sin apellidos ideológicos, o vamos a seguir la senda de los que toman de la historia únicamente aquellos datos que avalan «su verdad prefijada». Es decir, los que reproducen exultantes sólo aquellos datos que son favorables a sus tesis, pero marginan, ignoran olímpicamente, todo aquello que desmonta los prejuicios mantenidos a ultranza. Esta toma de posición es fundamental para que la verdad prevalezca sobre la media verdad.
También la estancia de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena en la iglesia de la Anunciación, reúne varias circunstancias simbólicas. Hechos básicos para entender una época dramática y trágica. Fundamentalmente, sin duda alguna de manera providencial, la Macarena se convirtió en el testimonio máximo de la persecución sufrida por la Iglesia Católica en general y las Hermandades y Cofradías en particular durante la II República.
Podríamos decir, que tenía que ser la Santísima Virgen Macarena la que protagonizara el hito histórico que sirviera de síntesis para la posteridad, la que fuera referencia obligada en aquellos primeros meses de guerra civil, la que sirviera de apoyo a tantos españoles atrapados en la zona roja.
Y por causa de su exilio obligado, la devoción macarena creció y se multiplicó de manera extraordinaria, así como el número de hermanos. Y el nombre de la Esperanza Macarena se pronunciaba en todas partes con creciente fe… Llegaba a los frentes de batalla, a las retaguardias, cruzaba las fronteras y los mares y océanos, penetraba en los refugios… Donde quiera que llegaran las noticias de la Guerra de España, allí llegaban también las referencias a la Virgen sevillana por excelencia, que, habiendo perdido su Casa, habiéndose salvado milagrosamente de la destrucción, había reaparecido y encontrado refugio por caridad en la Universidad».
¿Quemado el templo durante la guerra civil?
Da la impresión que hubo una batalla y se incendió el templo.
No es verdad.
Hubo quema de iglesias y conventos desde el mismo golpe de Estado que establece la República. Hay casos probados en que la policía gubernamental impide apagar el fuego (iglesia de San Luis, Madrid) o los bomberos sólo cuidan que se queme la iglesia y no se incendie el instituto que está al lado (catedral de Madrid, antigua iglesia del Colegio Imperial)
Cuando se produce el alzamiento militar hay un esfuerzo de socialistas y anarquistas, cada uno por su cuenta, de extirpar el catolicismo (y solo esa religión, no el protestantismo, el islamismo o el judaísmo) a sangre y fuego llegando a realizar en estas mismas fechas un auténtico genocidio de sacerdotes, religiosos y miembros de acción católica.
No como una reacción en sí, aunque muchos lo hubieran vivido como una venganza ante el levantamiento militar.
Esa era la consecuencia lógica de un siglo de echar la culpa del «retraso» de España a la Iglesia Católica promovido por la masonería (no hay que olvidar que la masonería, tras el asunto Dreyfus, persigue a la Iglesia Católica en Francia, le quita sus templos y bienes, prohíbe la enseñanza etc en sendas leyes de 1902 y 1905 y que en México persigue a la mayoría de la población en las guerras «cristeras» precisamente por ser católica con la misma excusa del «progreso»)
Junto a ello hay que añadir la experiencia de la revolución rusa en que es una manera muy efectiva para dominar a la población (las masacres de Katyn siguen el mismo objetivo de otra manera) aniquilado los símbolos de sus creencias, creencias que, como es natural, defienden a la población e impiden que adopten el marxismo, religión laica, atea y «científica».
Este desastre programado destruyó buena parte del tesoro artístico español para nada.
Como se ve en las fotos que ilustran este artículo.
Algunos casos muy señalados, entre decenas de miles, son por ejemplo la dinamitación de la Cámara Santa de Oviedo, de arte prerrománico (durante el golpe de Estado socialista de 1934), la destrucción del San Juan niño de Úbeda, única obra de Miguel Ángel en España y la quema del Real Monasterio de Sijena (previa violacion y asesinato de las monjas) cuyas pinturas murales eran el único ejemplo en España de arte
siculo-normando (la sobrina de la fundadora era reina de Sicilia). Esto último lo hizo una columna anarquista que salió de Barcelona expresamente para ello. Estas pinturas fueron estudiadas por los ingleses por su conexión con la Biblia de Worstercer.
Esto es el progreso, la ilustración y el librepensamiento de la «edad de plata republicana» y las luces que nos iban a traer los ilustrados secretos masones.
Como no aprendimos la lección (de que el progreso lo trae únicamente la industrialización, con proteccionismo estatal, el imperio de la Ley y la defensa de la propiedad, como demuestra con hechos Franco), votamos el socialismo de Felipe González, que otra vez iba a transformar España de modo que «no la reconozca ni la madre que la parió, por lo que cerramos las fábricas con la excusa de la reconversión industrial y con ellos volvemos atrás en el tiempo y las clases medias nos empezamos a proletarizar.
Sí, nos hemos reconvertido en un pueblo de camareros, ayudados sociales, pensionistas y políticos y funcionarios.
Así que, señor mío, de «guerra civil», nada:
Política anticatolica masonica de siempre llevada a sus ultimas consecuencias y con el objetivo de lograr un Estado Socialista, esto es, la vieja dictadura del proletariado marxista,
Y en cuanto a la presunta ilustración y libertad de pensamiento, después del paso de los socialistas por la educación, no ha vuelto a crecer la hierba.
Porque los políticos nos quieren idiotas y obedientes.
Si sabemos pensar les salimos respondones.
La propiedad y la religión les dificulta.
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Ya de viejo me voy enterando del terror Rojo y de estas gentes que harían lo mismo que hicieron sus bisabuelos si los dejara
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