Puede seguirnos en nuestro canal sin censura de Telegram

El jefe del gobierno republicano, el socialista Francisco Largo Caballero, rehusó proporcionar al Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) el listado de los detenidos en las cárceles madrileñas tres días antes del comienzo de las matanzas de estos presos en Paracuellos del Jarama. Libertad Digital ofrece por vez primera a los lectores españoles la publicación de los documentos del médico suizo Georges Henny, delegado en Madrid del CICR.

El meritorio esfuerzo del Centro de Documentación de Cruz Roja Española respecto a la catalogación y digitalización de los fondos sobre la Guerra Civil del archivo del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en Ginebra, está ofreciendo nuevos documentos de extraordinario interés sobre nuestra contienda. Entre ellos figuran los relacionados con las matanzas en Madrid de miles de presosconsiderados desafectos a la causa frentepopulista entre octubre y diciembre de 1936.
Esta documentación recoge la actividad del joven médico suizo Georges Henny, delegado del CICR en Madrid entre septiembre y diciembre de 1936. Henny fue, junto con el cónsul noruego Félix Schlayer, de 63 años, y el encargado de negocios argentino Edgardo Pérez Quesada, de 54, uno de los testigos clave de las sacas de presos de las cárceles madrileñas, conducidos por miles a su asesinato en masa en las localidades madrileñas de Aravaca, Rivas-Vaciamadrid, Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz.
La labor humanitaria del doctor Henny
La reconstrucción de la actividad del doctor Henny en el Madrid frentepopulista a través de estos documentos agiganta la heroica labor humanitaria del joven filántropo suizo, que el 8 de diciembre de 1936 estuvo a punto de perder la vida al ser ametrallado por un caza republicano el avión de la Embajada de Francia en el que salía de España. A la vez, esta documentación profundiza en el abismo en que cayeron quienes decidieron acabar con la vida de miles de presos cuya custodia era responsabilidad del gobierno de Largo Caballero. (1)
Nacido en Ginebra, Henny contaba con 29 años, estaba soltero y era pediatra del hospital cantonal cuando comienza la Guerra Civil. Se encontraba destinado en un servicio sustitutivo del militar, como teniente primero de la Compañía Sanitaria de Montaña III/11. (2) Por ello tuvo que solicitar permiso a sus autoridades antes de aceptar sumarse a la misión humanitaria del CICR en España.
Henny se ocupó del regreso desde la zona sublevada de miles de niños que disfrutaban de las colonias de verano
El joven doctor firmó con la Cruz Roja un contrato de un mes, del 11 de septiembre al 11 de octubre de 1936, que podía ser prorrogado mes a mes. Su sueldo era de 750 francos suizos y contaba con un seguro de enfermedad y accidente por valor de 75.000 en caso de invalidez. (3)
Henry dirigirá la delegación del CICR en la capital a las órdenes de Marcel Junod, delegado general en España y delegado jefe en la zona gubernamental. Llegará a Madrid el 16 de septiembre de 1936, cuando los sublevados están a punto de tomar Maqueda (Toledo), a 73 kilómetros de la capital.Henny (segundo por la izquierda) I CDCRE, Archivo CICR

La sede de la delegación del CICR se encontraba en un palacete de la calle José Abascal 55, junto al paseo de la Castellana, donde tenía su casa-taller el escultor Mariano Benlliure. Muy cerca, en José Abascal 27, estaba la legación de Noruega, encabezada por su cónsul honorario, Félix Schlayer, y convertida en refugio para cerca de un millar de perseguidos. Henny mantendrá una estrecha relación con Schlayer durante toda su misión humanitaria en España.
Henny tenía como delegado adjunto a Andrés de Vizcaya Laurent, de 33 años, nacido en Baden-Baden (Alemania) de padre español y madre francesa, pero afincado en Barcelona como hombre de negocios. El primer contacto de Henny en la capital será con el presidente de Cruz Roja en la España republicana, Aurelio Romeo Lozano, pediatra como él y funcionario del Ayuntamiento madrileño. A Cruz Roja Española pertenecía la veintena de voluntarios que trabajarían con Henny.
Una de las primeras gestiones de Henny fue colaborar con el embajador chileno, Aurelio Núñez Morgado, para intentar evacuar a las mujeres y niños del sitiado Alcázar en Toledo. (4) A la vez se ocupó del regreso desde la zona sublevada de los miles de niños que disfrutaban de las colonias de verano escolares cuando estalló el golpe militar. (5)
Llamada de auxilio a Ginebra
Desde su apertura, centenares de personas harán cola ante la delegación del CICR para conseguir la liberación de sus familiares o localizar su paradero, así como para contactar con los seres queridos que han quedado en la zona sublevada. Entre septiembre y diciembre de 1936, la delegación recibirá 21.800 demandas de información. La prolongación de la contienda hará que lleguen hasta las 261.400 en 1937. (6)
La suerte de las personas encarceladas por las fuerzas gubernamentales se convierte enseguida en su principal preocupación. Apenas llegado a Madrid, el 22 de septiembre, Henny informa a Ginebra que «es muy difícil en este momento obtener listas de presos y visitar sistemáticamente las cárceles de Madrid, como me había pedido el Dr. Junod». (7)Credenciales de Georges Henny

El joven doctor Henny asume muy pronto su papel frente a los desastres de la guerra. El 30 de septiembre reclama al CICR en Ginebra que haga «una enérgica y rápida intervención ante los gobiernos de Burgos y de Valladolid [sic] para que la población civil y los prisioneros de guerra no sean fusilados y para que no sean bombardeadas las ciudades abiertas donde son víctimas las mujeres y los niños». (8)
El 7 de octubre, Henny y su adjunto Vizcaya son recibidos por Manuel Azaña, presidente de la República. «Nos felicitó por la labor humanitaria que estamos realizando y nos ofreció su apoyo», informará Henny. Azaña les pide noticias acerca de su sobrino Gregorio Azaña, detenido y fusilado en agosto por los rebeldes en Córdoba. «Puede que lo hayan fusilado, pero el Presidente no lo sabe», dice Henny al CIRC. (9)
El 15 de octubre, Henny reitera a Ginebra sus dificultades para obtener la lista de prisioneros gubernativos, «según lo dispuesto en nuestro programa de trabajo». «Tan pronto como pueda ser recibido, trataré esta importante cuestión, aunque tengo pocas esperanzas de obtener completa satisfacción», escribe. (10)
Visitar las cárceles, «muy peligroso»
Henny también visitará las cárceles para interesarse por la suerte de detenidos a petición de los familiares. Lo hace en concertación con el cuerpo diplomático destacado en Madrid. Desde el comienzo le acompañarán en estas visitas Schlayer, que le ayuda como intérprete, y Pérez Quesada.
El delegado del CICR recibe enseguida «avisos de prudencia de personas amigas que consideran que tales pasos son muy peligrosos en las circunstancias actuales», como notifica el 24 de octubre a Ginebra con motivo de sus visitas a las prisiones. En este informe, Henny comunica que «ha tenido el honor» de ser recibido ese mismo día por el jefe del gobierno, Francisco Largo Caballero, a quien le pide liberar a las mujeres detenidas en Madrid. El líder socialista rechaza la propuesta porque «considera que todas las mujeres detenidas en Madrid son objeto de información y que en esta ciudad no hay rehenes«. (11)
Largo Caballero rechaza liberar a las mujeres detenidas en Madrid porque «son objeto de información»
Henny plantea también la cuestión de los canjes de prisioneros no combatientes en virtud del acuerdo firmado el 3 de septiembre por el CICR y su predecesor, José Giral, ratificado por el propio Largo Caballero. El jefe del gobierno insiste a Henny en que los canjes debe realizarlos el CICR como iniciativa suya, evitando que parezca «un acuerdo entre dos gobiernos beligerantes».
En otro informe, del 28 de octubre, Henny comunica a Ginebra que en las cárceles madrileñas hay más de 10.000 presos. «En algunas de ellas los detenidos estaban en condiciones deplorables, en otras las condiciones eran mejores», escribe. (12) También vuelve a notificar que ha recibido «varios avisos discretos, pero bastante precisos, dándome a entender que era mejor que cesara en esta actividad», en alusión a su visita a las prisiones.Colas de madrileños en la sede de Cruz Roja buscando información sobre sus familiares desaparecidos

Henny transmite también su conmoción al saber que «pequeños grupos políticos tenían libre acceso a estas cárceles donde elegían los presos que querían. Estas personas luego son reportadas como desaparecidas». Informa asimismo que «el domingo por la mañana [se refiere al 25 de octubre] se recogieron más de 134 cadáveres sólo en el municipio de Madrid». Para demostrar que «los hechos que les relato no son chismes», cuenta que «personalmente he tenido la oportunidad de salir de la ciudad por la mañana y he visto cadáveres abandonados en los baldíos».
«Estamos buscando -continúa Henny- la forma de garantizar de manera efectiva la protección de las cárceles, pero no la encontramos. Creemos que el gobierno se siente superado por los partidos políticos que hacen realmente lo que quieren«.
El Frente Popular: no hay «rehenes» sino «prisioneros políticos»
Henny se refiere también en su informe del 28 octubre a la nota que el gobierno británico había enviado días antes a los dos bandos proponiendo un canje de los prisioneros no combatientes, calificados por la nota como «rehenes«, ante el riesgo de que fueran exterminados en masa, para lo que ofrecía los servicios de la Royal Navy. El gobierno republicano contestará que en su zona no hay «rehenes» sino «prisioneros políticos» que han sido detenidos «por su intervención directa en la sublevación contra la República o con motivo de que puedan causarle daño y por las relaciones que mantengan con los opositores al régimen». (13) Henny aclarará a Ginebra sobre este punto que «es la misma respuesta que me dieron en mi entrevista en Presidencia», en referencia a su reunión con Largo Caballero.
Para Henny, la distinción entre prisioneros políticos y prisioneros de guerra importaba poco «desde un punto de vista humanitario». «Creemos que los presos políticos, en las circunstancias actuales, tienen derecho al mismo trato, si no mejor, que los prisioneros de guerra», señala Henny a Ginebra el 30 de octubre. (14)
«Debemos considerar -continúa el delegado de Cruz Roja- que la mayoría de estos llamados presos políticos no han tenido una actividad política real, sino que están detenidos porque tenían un familiar de derechas, o simplemente un amigo. Por otro lado, entre ellos hay un gran número de mujeres, e incluso ancianas que tienen derecho a alguna consideración».
Esta cuestión es muy relevante para entender en toda su dimensión la mentalidad que dio lugar a las matanzas de presos por parte de las fuerzas republicanas. (15) Matanzas que habían comenzado un día antes de esta nota de Henny, el 29 de octubre, con la primera sacade 31 presos de la cárcel de Ventas, asesinados en el cementerio de Aravaca, entre ellos Ramiro de Maeztu y Ramiro Ledesma.




El criterio para considerar a los presos políticos como prisioneros de guerra será defendido de nuevo por Henny ante el propio Largo Caballero en la carta que le escribe el 2 de noviembre de 1936, con copia a Julio Álvarez del Vayo, ministro de Estado, con quien se había reunido cinco días atrás, y a Rodolfo Llopis, subsecretario de Presidencia. El texto fue revisado por el cuerpo diplomático acreditado en Madrid.
«Sé que se puede objetar -escribe el delegado de Cruz Roja a Largo Caballero- que las personas detenidas en las cárceles de Madrid no son prisioneros de guerra, sino prisioneros políticos. Sin embargo, considerando que se encuentran privadas de libertad a causa de la guerra, y en virtud del Derecho de gentes y del artículo 3 del anexo de la Convención Internacional de La Haya de 18 de octubre de 1907, considero que esas personas tienen derecho al mismo trato humanitario que los prisioneros de guerra, y estoy seguro de que el Gobierno español es el primero en reconocerlo». (16)
En la misma misiva, Henny solicita a Largo Caballero que le autorice a visitar las cárceles y que promueva los canjes de presos. Asimismo, le recuerda que el CICR ha reclamado a su gobierno «las listas de prisioneros combatientes y no combatientes detenidos en territorio gubernamental». Henny garantiza que «tales listas sólo serían comunicadas confidencialmente a Ginebra para facilitar al Comité Internacional las averiguaciones que se le han pedido sobre las personas dadas por desaparecidas«.
Aunque el delegado del CICR reitera su petición «insistiendo especialmente en la lista de prisioneros combatientes», a su vez anuncia a Largo Caballero que va a presentar en breve «un proyecto de doble liberación basado en el intercambio» para los no combatientes.
«He tenido la oportunidad de salir de la ciudad por la mañana y he visto cadáveres abandonados en los baldíos»
Con su carta, Henny se adelanta un día al llamamiento que el presidente del CICR, Max Huber, hará a los dos bandos, en línea con la nota británica, para que sean liberados o canjeados todos los prisioneros no combatientes. (17)
Sin aspirar a tanto, Henny se muestra confiado en que su carta logre que el gobierno de Largo Caballero mejore la situación de los presos desafectos. «Aunque no obtenga completa satisfacción, me atrevo a esperar que por esta petición tratemos de frenar los abusos que se cometen a diario en las cárceles de Madrid», asegura. No tardará en decepcionarse.
Largo Caballero contestará a Henny dos días después. Únicamente accede a su petición de visitar las cárceles. Sobre las peticiones relativas a las listas de presos y el canje de los no combatientes, Largo Caballero le responde que «en su día, contestaré a los otros extremos de su carta». (18) Henny nunca recibirá respuesta sobre estos asuntos.

El silencio del jefe del gobierno republicano sobre los presos en su carta del 4 de noviembre es atronador dado que, como decimos, desde el día 29 ya habían empezado en la cárcel de Ventas las sacas y asesinatos de prisioneros bajo las instrucciones del propio Ministerio de Gobernación que dirigía el también socialista Ángel Galarza. Sacas que se ampliarán a la de Porlier, bajo la misma cobertura gubernativa, y después a la Modelo y San Antón a partir del día 7, solo tres días después de la contestación de Largo Caballero a Henny.
Las listas serán precisamente, como se demostró en plenas sacas, el único instrumento de control y verificación en manos de Cruz Roja y del cuerpo diplomático para tratar de garantizar la vida o conocer el destino de las personas detenidas en las cárceles madrileñas, aunque para más de dos mil de esos detenidos ya será demasiado tarde.
El hecho de que el gobierno de Largo Caballero no solo se negara a reconocer la condición de prisioneros de guerra a los detenidos gubernativos, sino que también rehusara, como hoy ya sabemos, a contestar a la petición de Cruz Roja sobre la entrega de las listas de presos, es un dato relevante respecto al papel del gobierno del Frente Popular en este capítulo siniestro de la Guerra Civil.
Al negarse a facilitar estas listas al delegado del CICR en Madrid, Largo Caballero agravó aún más si cabe su responsabilidad junto a todos los que, obligados a garantizar la vida de miles de personas cautivas en las prisiones de la capital, colaboraron por acción u omisión en los mayores fusilamientos en masa cometidos en la Guerra Civil contra personas inermes.
Notas bibliográficas:
(1) Esta documentación ha sido reproducida solo parcialmente en francés por Pierre Marqués, en «La Croix Rouge pendant la Guerre d’Espagne», L’Harmattan, París y Montreal, 2000; y por Sébastien Farré, «L’affaire Henny», George Éditeur, Chêne-Bourg (Suiza), 2022. En su obra ya clásica «Paracuellos, cómo fue», Temas de Hoy, Barcelona, 2005, Ian Gibson la cita solo indirectamente a través de información proporcionada por el personal del CICR encargado de su custodia.
(2) Marqués, op. cit., p. 25.
(3) Contrato de Georges Henny con el CICR. Centro de Documentación de Cruz Roja Española (CDCRE), ACICR B CR 212 GEN-02.
(4) Informe de G. Henny, 18 de septiembre de 1936. Ibídem.
(5) Comunicación telefónica de G. Henny y A. de Vizcaya, 25 de septiembre de 1936. CDCRE, ACICR, C-ESCI 149.
(6) Memoria del Servicio de Intercambio de Noticias Familiares. 1937. CDCRE, ACICR, C ESCI-016.
(7) Informe de G. Henny, 22 de septiembre de 1936. CDCRE, ACICR, C ESCI-015.
(8) Comunicación telefónica de G. Henny, 30 de septiembre de 1936. CDCRE, ACICR, C-ESCI 149.
(9) Comunicación telefónica de G. Henny y A. de Vizcaya, 7 de octubre de 1936. CDCRE, ACICR, C ESCI-015.
(10) Informe de G. Henny. 15 de octubre de 1936. Ibídem.
(11) Informe de G. Henny, 24 de octubre de 1936. Ibídem.
(12) Informe de G. Henny, 28 de octubre de 1936. Ibídem.
(13) Marqués, op. cit., p. 405.
(14) Informe de G. Henny, 30 de octubre de 1936. CDCRE, ACICR, C ESCI-015.
(15) Julius Ruiz, «Paracuellos, una verdad incómoda», Espasa, Madrid, 2015, p. 210.
(16) Carta de G. Henny a F. Largo Caballero, 2 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(17) Marqués, op. cit., p. 403-404
(18) Carta de F. Largo Caballero a G. Henny, 4 de noviembre de 1936. Ibídem.
«Había una fosa rellenada con tierra fresca. Pueden imaginar lo que ocultaba». Nuevos datos y testimonios de las llamadas «expediciones negras». El doctor Henny visita los lugares «de la más dramática tragedia».

2023-03-19
El doctor Georges Henny, delegado del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) en Madrid, llegó el 7 de noviembre de 1936 a la cárcel Modelo en las horas previas a la conducción de varias expediciones de presos para su asesinato en masa en Paracuellos del Jarama y Torrejón de Ardoz. Libertad Digital publica por vez primera en español el informe completo que Georges Henny envió a la Cruz Roja en Ginebra sobre estas masacres.
Los papeles del Centro de Documentación de Cruz Roja Española pertenecientes al fondo de la Guerra Civil del archivo del CICR reflejan la actividad incansable de Henny para paliar el sufrimiento de las víctimas de la contienda, pero también la desolación que los terribles acontecimientos del conflicto van produciendo en su ánimo.Largo Caballero negó a Cruz Roja las listas de presos tres días antes de la masacrePedro Corral
A partir del 23 de octubre, en que se produce el primer gran ataque aéreo franquista que inaugurará los primeros bombardeos sistemáticos de la Historia sobre una gran ciudad, Henny será informado a diario por el Ayuntamiento de Madrid sobre las víctimas de las bombas franquistas, que solo en noviembre causan 305 muertos y 1.197 heridos. (1)
Crece también la preocupación de Henny por los asesinatos diarios, fruto de la actividad de las trescientas checas de partidos y sindicatos frentepopulistas que funcionan en Madrid, y muy especialmente por la situación de los presos de las cárceles madrileñas ante el inminente asalto a la ciudad por los sublevados.
La inquietud del delegado de Cruz Roja se ve agravada por la negativa del jefe del gobierno, el socialista Francisco Largo Caballero, a remitirle las listas de presos que había solicitado reiteradamente desde su llegada a España. También le consterna la insistencia del gobierno frentepopulista al considerar que los detenidos bajo su responsabilidad no pueden ser amparados como prisioneros de guerra de acuerdo con las convenciones internacionales, puesto que son «prisioneros políticos».
La visita a la cárcel Modelo
El mismo día en que comienza el ataque franquista contra Madrid, el sábado 7 de noviembre, el doctor Henny se presenta en la cárcel Modelo, junto a la plaza de Moncloa, con el cónsul noruego Félix Schlayer. La salida del gobierno hacia Valencia en la tarde anterior había hecho aumentar la preocupación del cuerpo diplomático por la suerte de los presos.Cientos de madrileños en la sede de Cruz Roja intentando saber dónde están sus familiares desaparecidos I CDCRE, Archivo CICR

Al llegar a la Modelo se encuentran con el acceso a la cárcel está cortado por barricadas y que ante la puerta hay numerosos autobuses municipales de dos pisos. El subdirector del presidio les confirma que los presos van a ser trasladados. El joven Henny y el viejo Schlayer deciden entrevistarse con el general Miaja, nombrado al frente de la nueva Junta de Defensa de Madrid, y con su consejero de Orden Público, Santiago Carrillo, para pedirles garantías para la vida de los presos. «A los presos no les tocarían un pelo», según les dice Miaja, relata Schlayer en su libro «Diplomático en el Madrid rojo». (2)
El 10 de noviembre, un día después del nombramiento como inspector general de prisiones de Melchor Rodríguez, el «Ángel Rojo», Henny y Schlayer visitan al dirigente anarquista y constatan su voluntad de garantizar la vida de los presos. No dudarán por ello en reconocerle por su compromiso y el de sus colaboradores de acompañar hasta su destino a las futuras expediciones entre cárceles, y de estar «dispuestos a sacrificar sus vidas en defensa de los presos». (3)
Henny visitará las cárceles los días 11 y 12 para comprobar que es efectiva la paralización de las «expediciones negras», como se llamaron entonces a las que acabaron en fosas comunes. Lo hace pese a que cobren más sentido que nunca las advertencias sobre el riesgo que suponen estas visitas. El día 12, de hecho, la delegación del CICR ve reforzada su seguridad al ser sustituida la vigilancia de milicianos por guardias de asalto. (4)
Las indagaciones de Schlayer y Henny sobre la suerte de los detenidos sacados de la Modelo les conducen al atroz hallazgo, el 13 de noviembre, del lugar donde han sido asesinados varios centenares de ellos en las cercanías de Torrejón de Ardoz. Todo ello quedará recogido en el informe que Henny envía el 24 de noviembre a la sede de Cruz Roja en Ginebra a través de la valija diplomática de la Embajada suiza.







A su informe, que hoy publicamos por vez primera íntegramente, Henny adjuntó el elaborado en español por Schlayer, con fecha de 17 de noviembre, para las autoridades noruegas y el cuerpo diplomático. Schlayer referirá en su nota el descubrimiento por su parte, el 15 de noviembre, de las fosas recién tapadas en Paracuellos del Jarama.
«He visto yo mismo anteayer -escribe Schlayer- caballones de tierra recién levantada, que llegan desde la carretera hasta el río en varias hileras, que cubren los cadáveres de lo menos 700 presos que fueron asesinados a tiros allí mismo donde al parecer había ya zanjas abiertas a propósito». (5)
El informe de Schlayer contiene también su primer testimonio sobre la orden de entrega de los presos de la Modelo, firmada por el subdirector general de Seguridad, Vicente Girauta. «La he visto yo. Sin embargo, la orden la dio el Director General Manuel Muñoz en la noche del 6 al 7, antes de su huida a Valencia», afirma el cónsul noruego.
Los testimonios de Henny y Schlayer tienen el valor histórico de ser las primeras notificaciones oficiales de aquella barbarie, junto con el informe que Pérez Quesada redactó para sus superiores argentinos también el 17 de noviembre. (6)
La visita de Henny, Schlayer y Pérez Quesada al lugar de la masacre en Torrejón de Ardoz, cuya fecha siempre ha sido dudosa, podemos datarla con seguridad el 13 de noviembre. Así se deduce de una comunicación de su adjunto Andrés de Vizcaya, quien informa que Henny está visitando ese día prisiones con Schlayer. (7)
De hecho, habían ido a Alcalá de Henares para comprobar qué expediciones de presos habían llegado a la ciudad cervantina. Más tarde se acercaron a Torrejón, donde por confidencias localizaron en Soto de la Aldovea el lugar del fusilamiento en masa de cerca de 400 presos de Porlier y la Modelo.
«En una extensión de unos 200 m había una fosa de 2,5 m a 3 m de profundidad rellenada con tierra fresca. Pueden imaginar lo que ocultaba esa tierra», escribe Henny a Ginebra. (8)
El mismo día 13, Henny y Schlayer visitan a Jesús Galíndez, delegado del PNV en Madrid, a quien relatan –»con voz entrecortada por la emoción», escribirá su anfitrión– su descubrimiento de las masacres. (9) Estas informaciones llegarán al ministro Manuel Irujo, quien preguntará al general Miaja y al ministro de Gobernación, Ángel Galarza, por los presos. Ambos aseguran que están todos sanos y salvos.
La mentira del traslado de presos
Después de su atroz descubrimiento en Torrejón, Henny se dedica a confirmar con las prisiones de Chinchilla (Albacete), Valencia, Alicante o Figueras (Gerona), supuestos destinos de los presos, si ha llegado a ellas alguna de las expediciones. Ninguna ha recibido un solo detenido de Madrid, según Henny, que no dejará nunca de reconocer la humanidad de los funcionarios del cuerpo de prisiones que colaboran en sus investigaciones.Lista de Presos cárcel Modelo I CDCRE, Archivo CICR

El día 16, cuando se va a evacuar la Modelo ante la cercanía de las fuerzas franquistas, que ya están en la Ciudad Universitaria, Henny entra en ella para supervisar la salida de los presos. Al mismo tiempo, consigue hacerse con las listas de los presos que según sus informaciones fueron trasladados los días 6, 7 y 8. Para ello se hace acompañar de Vizcaya y de dos dactilógrafas para copiar las listas mientras caen las bombas de los franquistas, que matan y hieren a algunos presos. Circunstancia que no le arredra, pues regresará esa misma tarde a continuar, bajo el fuego de los atacantes, la recopilación de nombres de presos trasladados.
Estas listas acompañarán el informe que el día 24 envía Henny a Ginebra, entre las cuales figuran las de los presos de la Modelo conducidos el día 16 a otras cárceles madrileñas, pero también otras con los detenidos, un total de 970, que nunca llegaron a sus destinos en las sacas del 7 y 8 de noviembre.
El día 18 cuando, después del cese de Melchor Rodríguez el día 14, ya se han reemprendido las sacas y matanzas de presos, Henny y Schlayer se presentan en la prisión habilitada para mujeres en el convento de Conde Toreno por una llamada del director, que les comunica que las 1.400 presas se niegan a ser evacuadas de la zona de guerra por temor a ser asesinadas. Finalmente, gracias a las seguridades ofrecidas por Henny y Schlayer, aceptan salir y son realojadas sin percance alguno en el asilo de San Rafael, en Chamartín. (10) Quince días atrás, según cuenta Schlayer en sus memorias, Henny y él habían evitado la saca y el asesinato de aquellas mujeres.
Las sacas frentepopulistas, un escándalo internacional
Las masacres se sucederán hasta el 4 de diciembre, víspera del nuevo nombramiento de Melchor Rodríguez al frente de las prisiones madrileñas, ahora como delegado especial. Su nombramiento supondrá su definitiva paralización por la imposibilidad de seguir ocultándolas ante el escándalo internacional promovido por denuncias como las de Henny y Schlayer.Vizcaya y Henny ante la sede de CICR I CDCRE, Archivo CICR

En este tiempo, Henny se ocupa también de persuadir a las autoridades republicanas para que acepten la propuesta del CICR de crear una zona neutral, reservada para población no combatiente, desde Paseo de Ronda (hoy Raimundo Fernández Villaverde) a Génova y Goya, y desde Zurbano a Velázquez. Largo Caballero se opondrá frontalmente, pese a ser vista con buenos ojos por el general Miaja.
Para las autoridades republicanas supondría legitimar los bombardeos de los sublevados sobre el resto de Madrid, además de ser similar al llamamiento que la propaganda franquista hizo para que la población civil se concentrara en el barrio de Salamanca. «Lamento la negativa del Gobierno a crear una zona neutral, que a pesar de la dificultad de su realización sería muy necesaria», escribe Henny a Ginebra. (11)
«La situación en Madrid es cada vez más triste», relata en ese informe, en el que expresa su desolación ante los efectos de los bombardeos, que alcanzan incluso el hospital de la Cruz Roja en la actual avenida de Reina Victoria. «También vemos deambular bajo la lluvia convoyes de personas cargando de cualquiera manera sus muebles, o lo que han considerado más necesario llevar», escribe.
Sobre su ánimo pesan también las contrariedades y dificultades de su misión. «El trabajo en estas condiciones es muy desagradable, se obtiene muy poca satisfacción, cada vez menos, de gente que está furiosa por los bombardeos», reconoce. (12) El alcalde de Madrid informa a Henny de las víctimas de los bombardeos franquistas I CDCRE, Archivo CICR

Al mismo tiempo siente impotencia ante la incapacidad del CICR para frenar los ataques de la aviación franquista. Así, el 18 de noviembre, un día después del bombardeo que sufre Madrid con bombas incendiarias, se pregunta en su comunicación telefónica con Ginebra: «La delegación del CICR recibe numerosas quejas sobre este tema. ¿Cree el CIRC que es posible tomar medidas para poner fin a este bombardeo?». (13)
Le descorazona también que su labor sea sospechosa de simpatía por el bando contrario, cuando no directamente tachada de espionaje. «Es difícil admitir aquí que uno puede estar interesado en los presos sin ser un fascista o un espía«, asegura Henny. (14)
En su propia sede, Henny sabe que puede estar vigilado por el personal. «Tengo a mi disposición una gran cantidad de personal voluntario controlado por el Gobierno del Frente Popular», escribe. (15) También revela que un antiguo representante de la Cruz Roja Española, el doctor Jacinto Segovia, había declarado que «todo el Comité Internacional [de Cruz Roja] está compuesto de personas de extrema derecha y de generales». «Es inútil dar demasiada importancia a estos hechos, pero quería que lo supieran», añade a sus compañeros de Ginebra. (16)
El informe que escalofría a Cruz Roja Internacional
El 2 de diciembre, Henny envía a Ginebra un nuevo informe con nuevas listas de presos sacados de las cárceles. Son expediciones realizadas entre el 16 al 30 de noviembre con destino a Alcalá de Henares. Las de los días 27 y 30, según comunica, son de presos «presuntamente liberados», aunque anota después: «Probablemente ejecutados«. (17)
Los datos que Henny revela en este informe debieron de escalofriar al CICR. Al referirse a la evacuación de prisioneros y a la falta de transportes para ello, asegura que «se deja a muchos en libertad».
«Sin embargo, hay dos clases de libertad, una libertad efectiva y real y otra libertad que libera definitivamente y para siempre de toda preocupación a los que son objeto de ella. De hecho, todos los prisioneros que son ejecutados (es más justo decir asesinados) son declarados como liberados en las listas que he obtenido y anunciados como tales en las declaraciones oficiales», afirma.
Sus informaciones sobre lo ocurrido son cada vez más precisas, y no tiene reparos en exponerlas ante sus superiores del CICR:
«Sé que últimamente -escribe Henny- han sido fusilados unos 470 prisioneros cerca del aeródromo de Barajas, donde ya estaba prevista una fosa. Según me han contado, los prisioneros habrían sido conducidos en autobús hasta esta tumba preparada con antelación, les habrían hecho bajar con las manos atadas en grupos de diez y fusilado delante de los que después iban a sufrir la misma suerte. Esos 470 prisioneros venían de San Antón y deben de ser los que figuran en las listas como puestos en libertad. No tengo más datos sobre lo que ha sucedido en otras cárceles, pero sé que en una de ellas (General Porlier) ocurren otros tantos hechos deplorables».
«Con frecuencia, prisioneros liberados por la mañana son vueltos a detener esa misma tarde y a veces asesinados», afirma Henny, quien resalta que los liberados solo tengan el deseo de refugiarse en una embajada con su familia. «Las embajadas están llenas y ya no pueden aceptar a más gente. Sin embargo, no pueden poner en la calle a gente que está en peligro de muerte», subraya.
Al hablar del empeoramiento de las condiciones de los prisioneros por la falta de alimentación, el frío y el hacinamiento, Henny cita a un director de una cárcel que le confiesa su desesperación por no poder hacer nada para mejorar la situación. Entre los detenidos tenía a tres chicos de entre 14 y 15 años y a un hombre de 60 años que había sido profesor de Azaña. «Él, que trataba con la mayor bondad y como un caballero a los granujas que le eran confiados, se ve obligado a comportarse como un granuja con personas que son unos caballeros (son sus propias palabras)», escribe el delegado de Cruz Roja.Henny ante la expulsión de Félix Schlayer I CDCRE, Archivo CICR

29 пот. 1936.
Schlayer I CDCRE, Archivo CICR
El informe del 2 de diciembre denuncia también el propósito del gobierno de Largo Caballero de expulsar de España a Félix Schlayer, declarado «persona non grata». Henny achaca la decisión al ministro de Estado, Álvarez del Vayo, «a quien no le gusta que examinemos muy de cerca lo que ocurre en las cárceles y en los alrededores de Madrid». (18) Evitará la expulsión de su amigo movilizando al CRIC y al gobierno noruego. Para ello apela al apoyo que le ha brindado en sus gestiones, la suerte de las personas refugiadas en la legación noruega y, sobre todo, al «temor por la seguridad de Schlayer». (19)
Apenas dos meses después de su llegada a la capital, el joven médico suizo sabe muy bien cuál puede ser el precio final de su misión humanitaria en aquella España en llamas. Ya tiene la absoluta certeza de que la vida en aquel Madrid en guerra no vale nada. Tampoco la suya.
Notas bibliográficas
(1) Informes diarios de los bombardeos sobre Madrid, CDCRE, ACICR, C ESCI-161. Bordes, Enrique, y Sobrón, Luis de. «Madrid bombardeado. Cartografía de la destrucción 1936-1939». Ediciones Cátedra, Madrid, 2021.
(2) Félix Schlayer, «Diplomático en el Madrid rojo», prólogo de Javier Cervera, Espuela de Plata, Sevilla, 2021. Hay una edición anterior bajo el título «Matanzas en el Madrid republicano», prólogo de José Manuel de Ezpeleta, Áltera, Barcelona, 2005.
(3) Carta de G. Henny a Melchor Rodríguez, 10 de noviembre de 1936, CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(4) Comunicación telefónica de A. de Vizcaya, 12 de noviembre de 1936, CDCRE, ACICR, C ESCI-149.
(5) Informe de F. Schlayer, 17 de noviembre de 1936, CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(6) Julius Ruiz, «Paracuellos, una verdad incómoda», Espasa, Madrid, 2015, p. 334-335.
(7) Comunicación telefónica de A. de Vizcaya, 13 de noviembre de 1936, CDCRE, ACICR, C ESCI-149.
(8) Informe de G. Henny, 24 de noviembre de 1936, ibídem.
(9) Jesús Galíndez. «Los vascos en el Madrid sitiado», Ekin-Txalaparta, Tafalla, 2005, págs. 90-91.
(10) Ibídem.
(11) Informe de G. Henny, 26 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(12) Ibídem.
(13) Comunicación telefónica de G. Henny, 18 de noviembre de 1936, CDCRE, ACICR, C ESCI-149
(14) Informe de G. Henny, 26 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(15) Informe de G. Henny, 15 de octubre de 1936, CDCRE, ACICR, C ESCI-015.
(16) Ibídem.
(17) Informe de G. Henny, 2 de diciembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(18) Ibídem.
(19) Expulsión del diplomático noruego Félix Schlayer, CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-06.

2023-03-20
El 8 de diciembre de 1936, sobre la localidad alcarreña de Pastrana, un avión Potez-54 de la Embajada francesa en Madrid fue ametrallado por un caza republicano. El ataque provocó el aterrizaje forzoso del aparato y causó heridas de bala a tres de los cinco pasajeros. Entre los heridos estaba Georges Henny, médico suizo, delegado en Madrid del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que había denunciado las sacas de presos de las cárceles madrileñas y su asesinato en masa en Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz. Libertad Digital publica hoy, por vez primera en español, el informe que el propio Henny redactó sobre el ataque que quiso acabar con su vida.
Entre la represión republicana y los bombardeos franquistas
A más de tres mil metros de altura, a bordo del avión correo Potez-54 de la Embajada francesa que le conducía desde Madrid a Toulouse, las tierras de aquella España en llamas debieron de parecerle al joven doctor Georges Henny un paisaje de paz. Atrás dejaba una capital asolada por la represión republicana y los bombardeos franquistas.
«La batalla continúa a las puertas de Madrid, nos dormimos con el sonido de las ametralladoras y nos despertamos con el sonido del cañón o de las bombas que destrozan nuestra sede. (…) No obstante, este clima de guerra no me afecta tanto como los miles de personas que vienen a llorar a nuestra sede y las canalladas de las que me entero cada día», había escrito a sus superiores sólo seis días antes. (1)
La tensión y el agotamiento, unidos a las negras emociones ante los horrores de la guerra, sobre todo el de los miles de presos asesinados a las afueras de Madrid, una de cuyas fosas recién cubiertas había visto con sus propios ojos cerca de Torrejón de Ardoz, habían hecho mella en el delegado de Cruz Roja.https://d-10508465963685006169.ampproject.net/2302271541000/frame.html
«Cada vez estoy más hastiado, y si no tuviera la impresión de ser un poco útil aquí (mucho menos de lo que yo quisiera) ya les habría anunciado a ustedes mi regreso a Ginebra, que espero que no se demore apenas», reconocía el 2 de diciembre a la sede del CICR. (2)
Los días previos al viaje
La excusa -¿planificada?, ¿intempestiva?- para marchar será acompañar en su salida de Madrid a dos niñas españolas, María Carlota y María Dolores Cabello y Sánchez-Pleités, hijas de Pedro Cabello Maíz, arquitecto, y María Carlota Sánchez-Pleités y Jiménez, marquesa de Los Soidos.https://d-10508465963685006169.ampproject.net/2302271541000/frame.html
Henny llevaba gestionando su repatriación por avión desde al menos el 24 de noviembre, según una de sus comunicaciones a Ginebra. (3) Sabemos que las niñas tuvieron previsto salir el día 28 de noviembre, pero finalmente el viaje se suspendió. En ningún momento Henny declaró su disposición a viajar con ellas. No existe, de hecho, comunicación previa de Henny al CICR sobre su viaje de Madrid a Toulouse.
El avión tenía previsto salir el 6 de diciembre con Henny y las niñas, incluidos en el pasaje gracias a las gestiones de Emmanuele Neuville, cónsul francés en Madrid. También viajaban los periodistas galos Louis Delaprée, de «Paris-Soir», y André Château, de la agencia Havas. La tripulación la formaban el piloto Charles Boyer y el radiotelegrafista Bougrat.
Un fallo en uno de los motores obliga a posponer la salida hasta el día 8.
El ataque por sorpresa
Después de que por fin despegue, y cuando llevan pocos minutos de vuelo, el Potez-54 se ve flanqueado sucesivamente por dos cazas republicanos, perfectamente identificados por el piloto del avión civil, Boyer, quien los saluda con un ligero movimiento de las alas.Avión civil ametrallado en el que viajaba HennyI Del libro «Morir en Madrid», editorial Raíces

Al instante, el segundo caza se coloca bajo el Potez-54 y lo ametralla, hiriendo a Henny, Delaprée y Château. El piloto Boyer se hace el muerto y deja caer el aparato hacia tierra simulando que entra en barrena para que el caza no sigua disparándolos. Con gran sangre fría, Boyer logra un aterrizaje forzoso sobre tierras de labor a siete kilómetros de Pastrana, donde el avión capota.
Ante la estremecedora viveza del relato de Georges Henny que hoy publicamos por vez primera en español, más de ochenta y seis años después, sobran los comentarios. (4) Pero no me resisto a destacar la escena del delegado de Cruz Roja, médico de profesión, acudiendo en auxilio de los heridos a la pata coja, pues él tiene también una bala incrustada en el gemelo derecho. Después de ser atendidos en Pastrana, los heridos serían trasladados a distintos hospitales.
Delaprée, de 34 años, fallecería tres días después en el Hospital de San Luis de los Franceses, en la madrileña calle Claudio Coello 32. Se da la circunstancia de que había denunciado en sus crónicas desde Madrid las masacres de civiles a consecuencia de los bombardeos de la artillería y la aviación franquistas. Sus crónicas se rescataron en 2013 bajo el título Morir en Madrid (editorial Raíces), con edición del hispanista Martin Minchom.Avión civil ametrallado en el que viajaba Henny I Del libro «Morir en Madrid», editorial Raíces

Por su parte, Château, hospitalizado en Guadalajara con una herida de proyectil que le fracturó la tibia y el peroné, sufrió la amputación de su pierna derecha. Una de las dos niñas españolas, María Dolores, atendida en el hospital francés de Madrid, sufrió la fractura del antebrazo, y su hermana, heridas en la cara y las piernas.
Henny fue trasladado al hospital del hotel Palace de Madrid, donde le extrajeron la bala, que se conservó en una caja fuerte del archivo del CIRC en Ginebra para ser depositada después en el Museo de la Cruz Roja. El historiador Sébastien Farré la hizo examinar hace un par de años: correspondía a la munición empleada por las ametralladoras de los cazas soviéticos Polikarpov de la aviación republicana. (5)
El informe confidencial
El propio informe de Henny sobre el derribo fue redactado al mes siguiente del ataque, una vez repatriado a Ginebra el 17 de diciembre. Es importante destacar que elaboró el informe, de carácter confidencial, después de la nota deprotesta que el gobierno francés transmitió el 29 de diciembre al gobierno de Largo Caballero al confirmar la autoría del derribo por un caza republicano, lo que Madrid había negado reiteradamente acusando a aviones alemanes al servicio de Franco. (6)Salvoconducto para el auxilio de los heridos I CDCRE, Archivo CICR

El gobierno francés confirmó que el Potez-54 era el mismo aparato que venía haciendo la ruta Madrid-Toulouse sin que hubiera sufrido incidente alguno hasta entonces, lo que desmiente la afirmación de que no estuviera suficientemente identificado, aun tratándose de un bombardero reconvertido para vuelos civiles. Según la nota de protesta, el ataque fue realizado por dos cazas con las bandas rojas distintivas de la aviación republicana.
El entonces jefe de la aviación de caza republicana, Andrés García Lacalle, señalaría en sus memorias a Gheorghij Zajarov y Nicolai Shmelkov como los pilotos rusos que participaron en el derribo, si bien el primero justificó el ataque al ver que el avión francés le disparaba con sus ametralladoras, punto del todo imposible pues iba desarmado, como pudieron comprobar al volar junto a él para identificarlo y saludar al piloto. (7)
Marcelin, un francés al servicio del Ministerio de la Guerra
El doctor Henny no deja lugar a dudas sobre esta autoría, sobre todo por el testimonio del piloto Boyer y el radiotelegrafista Bougrat. Pero añade aún más intriga al recoger la investigación realizada para el gobierno francés por Emmanuele Neuville, cónsul en Madrid, que identifica la presencia, primero en Barajas en el despegue y después en Pastrana una vez conocido el derribo, de un súbdito francés, de nombre Marcelin, al que sitúa al servicio del ministerio de la Guerra republicano, cuyo titular era el propio Largo Caballero. «De todos modos hay uno que no llegará», dijo Marcelin al ver despegar finalmente el avión en Barajas, según le contó Neuville a Henny.tarjeta de vista de Georges Henny

El nombre de éste francés es eliminado en la copia del informe de Henny que Jacques Cheneviere, miembro del CIRC, enviará el 16 de enero de 1937 a René Massigli, alto representante del Ministerio de Asuntos Exteriores francés. El primer informe de Henny se conserva sin el punto 1 y parte del 2, que sí tiene la copia enviada a Massigli. Por ello, he juzgado conveniente cruzar ambas copias para obtener la versión completa.
¿Qué temía el gobierno republicano?
En la carta de Cheneviere, la Cruz Roja agradece que París haya reclamado al gobierno español una indemnización para Henny y María Dolores Cabello, pero comunica que la organización no va a presentar ninguna demanda. Esta precaución, como todas las que desde Cruz Roja rodearon al derribo del avión francés, buscaba no comprometer la seguridad del resto de sus delegados en la zona republicana.
El fondo sobre la Guerra Civil del CICR que está a poniendo a disposición el Centro Documental de la Cruz Roja Española viene a plantear interrogantes sobre la versión que circula desde entonces, según la cual Henny viajaba a Ginebra con pruebas documentales y gráficas de las matanzas de presos en Madrid en coincidencia con la reunión extraordinaria en la ciudad suiza del Consejo de la Sociedad de Naciones solicitada por el gobierno español para denunciar la intervención militar de Alemania e Italia.
Esta versión ya aparece recogida en 1938 por Schlayer en su libro sobre el Madrid frentepopulista, del que fue expulsado finalmente en julio de 1937 después de un episodio en el puerto de Valencia, a punto de embarcar, que le hizo temer por su vida.
A dar más verosimilitud a este relato, que cito en mi libro Eso no estaba en mi libro de la Guerra Civil, contribuyó el testimonio de Francisco Cortijo Ayuso, médico de Pastrana que atendió a los heridos en el lugar del accidente, recogido en la «Revista Española de Historia Militar» de marzo de 2001 por Felipe Ezquerro. (8) El doctor Cortijo afirmó que vio a los pasajeros del avión quemar un maletín de cuero y fotografías en una hoguera. Afirmó también que, antes de la llegada de varios coches con autoridades de Madrid, el doctor Henny le confió dos sacas de la valija diplomática que pudo entregar al secretario de la Embajada francesa. Ninguno de estos extremos aparece en el informe de Henny.El general Miaja visita la sede del CICR, casa-taller de Mariano Benlliure (primero por la derecha)

La niña herida, María Carlota Cabello, declararía en 1941 en la Causa General franquista, ya con 20 años, que el doctor Henny puso la valija bajo las piernas de su hermana María Dolores, y que creía que el delegado pudo sacar después la valija de España. También contó que, según le dijeron en París, «sin poder concretar quién o quiénes», la valija llevaba un reportaje y un documental titulado «España en llamas» sobre los crímenes «rojos».
En el mismo expediente figura una declaración de Andrés de Vizcaya, delegado adjunto del CICR, que acudió a Pastrana con una ambulancia. Allí vio al citado Marcelin, a quien identifica como un agente francés al servicio de la Junta de Defensa que presidía el general Miaja.
Respecto al material acusatorio que pudo llevar Henny consigo, Vizcaya asegura que en Barajas había controles de censura por parte de elementos de la FAI, pese a que Henny dice en su informe que su equipaje no fue revisado en la aduana por llevar pasaporte diplomático. Vizcaya afirma, no obstante, que
«el doctor Henny no pudo llevar en su equipaje nada que pudiera comprometerle, tanto más que por la valija diplomática de la Embajada suiza se enviaba a Ginebra información abundante y concreta de los asesinatos y actos de barbarie cometidos en la zona roja, especialmente en Madrid, habiéndose enviado poco antes de la salida del avión información detallada de los asesinatos y sucesos ocurridos en la cárcel de Madrid (sic)». (9)
Lista de presos en las cárceles de Madrid I CDCRE, Archivo CICR

El delegado del CIRC había enviado dos informes, el 24 de noviembre y el 2 de diciembre, sobre las matanzas de presos, junto con listas sobre los detenidos trasladados y los ejecutados. Aquí coincido con Sébastien Farré en que, como declaró Vizcaya, el CICR ya tenía cumplida información por parte de Henny de lo ocurrido en Madrid. Como apunta Vizcaya, la delegación del CICR no guardaba más información aparte de la ya enviada, por temor a un registro que pudiera tener fatales consecuencias.
Varios protagonistas de esta historia, desde el periodista Château al cónsul francés Neuville, afirmaron que Henny era el objetivo del atentado. Según el periodista británico Sefton Delmer, corresponsal en la guerra de España, la orden de derribar el avión habría partido de Alexander Orlov, responsable en Madrid del espionaje ruso, que participó también en el secuestro y asesinato de Andreu Nin, líder del POUM, por órdenes de Stalin.
Quizás la cuestión ya no sea si el derribo del Potez-54 fue un accidente o un error, sino si se trató de un ataque preventivo, ante la sospecha de que Henny llevara consigo nuevas pruebas que pudieran perjudicar al gobierno de Madrid, o de una venganza para hacerle pagar el daño ya causado con sus denuncias a la imagen internacional del Frente Popular español.
El asalto a la embajada de Finlandia
La salida imprevista de Henny de la España republicana, con la excusa de acompañar a dos niñas en su repatriación, después de pedir al cónsul francés que le permitiera viajar como un favor excepcional, que éste concede «después de algunas vacilaciones», señala una poderosa motivación más allá del necesitado descanso del joven médico después de diez semanas de presencia en el infierno.
La razón la podemos encontrar en su telegrama a Ginebra del día 5, la víspera de la primera salida frustrada del avión francés. Henny comunica «con toda urgencia» a las 20,45 horas a la sede del CIRC el asalto por fuerzas del gobierno de la Embajada de Finlandia, denunciando que esta violación a la extraterritorialidad de la legación «atenta dignidad cuerpo diplomático Madrid». Su cable contiene un alarmante llamamiento: «Violación otras varias legaciones parece muy probable, varios miles vidas españolas seriamente amenazadas«. Para ello pide la urgente intervención ante la Sociedad de Naciones «para examinar cuestiones asilados y garantizar su seguridad lo más rápidamente posible». (10)Largo Caballero negó a Cruz Roja las listas de presos tres días antes de la masacrePedro Corral
Es la última comunicación de Henny antes de salir de Madrid. Sin duda, el delegado de Cruz Roja no se habría marchado de la ciudad en aquellas gravísimas circunstancias si no temiera por una directa amenaza a su vida. Por eso pudo tramitar con el cónsul francés Neuville con toda urgencia su inclusión en el pasaje del avión del día siguiente, figurando que salía acompañando a las niñas Cabello. Quizás pensó que si viajaba en un avión bajo bandera francesa sus perseguidores se arredrarían, y aún más habiendo otros pasajeros, incluidas dos niñas.
Me atrevería incluso a sugerir la hipótesis de que su salida precipitada de España, sin previo aviso a Ginebra, le fue aconsejada por algún dirigente republicano: pienso, por ejemplo, en el anarquista Melchor Rodríguez, que ocupa su nuevo cargo de delegado especial de prisiones en Madrid precisamente desde ese mismo día 5.
No quiero dejar de lado las recientes observaciones de Sébastien Farré acerca del derribo del avión. Después de descartar que Henny fuera objeto de un atentado en vuelo por sus revelaciones sobre las matanzas de presos gubernativos, Farré asume que sí pudo ser el objetivo del ataque, pero no por llevar evidencias de Paracuellos, sino porque podría ser un espía alemán o franquista, o porque el avión francés portara información sobre las defensas de Madrid para el bando rebelde. (11)
Farré reconoce al menos que no tiene prueba alguna para afirmar tales cosas. Sí las hay, por el contrario, para descartar que Henny fuera una espía nazi o franquista, acusación que el propio delegado de Cruz Roja soportaba entonces con estoicismo, como cuando señaló que «es difícil admitir aquí que uno puede estar interesado en los presos sin ser un fascista o un espía». (12)
También es fácil desmentir la supuesta colaboración de Henny con el bando sublevado. Basta para ello su firme rechazo a enviar a Franco las listas de presosconseguidas en las cárceles madrileñas, como pretendía Schlayer. Henny consideró «impracticable» tal envío porque «el CIRC no puede transmitir a una de las partes las informaciones obtenidas de alguna manera ilegalmente y en perjuicio de la otra parte», con lo que demostró un cabal y profundo sentido de la neutralidad de su misión humanitaria. (13)
Como apunta Farré, Henny es el gran olvidado de la historia del CIRC en nuestra contienda. Lo es también de la historia de la Guerra Civil, como uno de aquellos héroes que, con riesgo para sus vidas, intentaron aliviar el sufrimiento de los españoles de una y otra zona.
Henny, que salió de España para siempre el 17 de diciembre de 1936, fallecería en 1991 después de haber ejercido la medicina en el municipio ginebrino de Grand-Lacy, tras una vida discreta, soltero y sin descendencia. (14) Su nombre merece figurar con todos los honores en el pabellón de los grandes hombres buenos que ayudaron a España en el peor de sus infiernos, aunque me conformaría con que tenga una entrada en el diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia.
Notas bibliográficas
(1) Informe de G. Henny, 2 de diciembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(2) Ibídem.
(3) Comunicación telefónica de G. Henny, 24 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, C-ESCI 149.
(4) Informe de G. Henny, 2 de enero de 1937, CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-08.
(5) Sébastién Farré. «L’affaire Henny», Georges Éditeur, Chêne-Bourg (Suiza), 2022, p. 151.
(6) Nota de protesta del gobierno francés por el derribo del avión correo de su Embajada en Madrid. CDMH, ACICR, CICR-001117.
(7) Andrés García Lacalle. «Mitos y verdades. La aviación de caza en la guerra española», Oasis, México D.F., 1973, p. 219-220.
(8) Pedro Corral, «Eso no estaba en mi libro de la Guerra Civil», Almuzara, Córdoba, 2019, p. 113-122.
(9) AHN, FC-CAUSA_GENERAL,1519, Exp.5.
(10) Telegrama de G. Henny, 5 de diciembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR212 GEN-06.
(11) Sebastién Farré, op. cit., p. 160-164.
(12) Informe de G. Henny, 26 de noviembre de 1936. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(13) Informaciones comunicadas por teléfono por el doctor Henny respecto de las listas de prisioneros de Madrid, 3 de noviembre de 1937. CDCRE, ACICR, B CR 212 GEN-58.
(14) Sébastien Farré, op. cit., p.25.
Estos héroes deberían de tener un homenaje y el nombre de una calle.
Son justos entre los justos.
Es ridículo que presentemos como héroes, esto es, les pongamos como ejemplo a seguir, a asesinos como Companys o Largo Caballero e intencionadamente olvidemos a los verdaderos héroes que se lo juegan todo, hasta la vida, para salvar a sus semejantes.
Es el mundo al revés.
¿es de extrañar la deriva frentepopular de nuestra falsa democracia?
Y si los mismos nos vuelven a arrastrar a otra guerra civil, ¿quién nos va a ayudar?
¿dónde estarán el próximo doctor Henny y el próximo cónsul Schlayer?
Me gustaMe gusta