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Fue redactado en 1711 por un autor desconocido sobre el que se han vertido numerosas teorías y cuyo texto original se mantuvo oculto hasta su publicación intencionada en 1739
Contra la eterna polémica sobre el Imperio español: fueron provincias de España, no colonias

«Yo, humildemente, propongo al Gobierno británico enviar a principios del próximo octubre ocho buques de guerra con cinco o seis grandes transportes, cuyo total de unidades muy bien podría conducir a 2.500 hombres preparados para desembarcar en cualquier momento y atacar, o más bien tomar, Buenos Aires, situada sobre el Río de la Plata». Más de tres siglos después, todavía no está muy claro quién escribió en 1711 esta ‘Propuesta para humillar a España’ que permaneció oculta durante casi tres décadas y que, tra ser publicada en 1739, tuvo una consecuencias inesperadas en la futura independencia de la América española.about:blankEsta detallada operación, que estuvo en la mente del Gobierno Británico, se cree que fue desarrollada en el Plan Maitland a principios del siglo XIX. Según muchos historiadores, es también el primer paso para acabar con el Imperio español y arrebatarle su monopolio en América. En lo que respecta al documento de Thomas Maitland, general de brigada que conocía bien los asuntos de Indias y que había participado en la invasión de Haití durante su guerra de independencia, también estuvo oculto en el Archivo General de Escocia, en Londres, hasta que fue descubierto de casualidad por Rodolfo Terragno en 1982.
«Encontré una referencia a 47 páginas manuscritas, sin fecha, que un funcionario del archivo había registrado con el siguiente título: ‘Plan para capturar Buenos Aires y Chile y luego emancipar Perú y México’», recordaba el escritor y político argentino, autor de ‘Maitland & San Martín’(Universidad Nacional de Quilmes, 1998). Sin saberlo todavía, tenía entre manos el plan definitivo que Gran Bretaña diseñó para conquistar o controlar los territorios que España poseía en el continente americano y que, al igual que la ‘Propuesta para humillar a España’, pasó desapercibido para numerosos investigadores hasta hace no mucho.
Se cree que el libertador José de San Martín pudo acceder al documento original escrito por Thomas Maitland en 1799, perdido durante dos siglos en un archivo de Londres, que detallaba los pasos que el Ejército británico debía seguir para lograr la independencia de la América españolaTerragno defiende que el militar criollo José de San Martín copió paso a paso lo expuesto por Maitland y, por consiguiente, parte de los establecido primero en esta ‘Propuesta para humillar a España’, cuando llevó a cabo su exitosa campaña de independencia en Argentina, Chile y Perú en 1814. «Para mí el Plan Maitland es el último episodio de esas conspiraciones contra España que se produjeron en los siglos anteriores. Es, en definitiva, un perfeccionamiento del conocido panfleto ‘Una propuesta para humillar a España’», aseguraba hace un mes en ABC Cesáreo Jarabo, autor de ‘El fin del Imperio de España en América’ (Sekotia, 2023).
Un odio secular
Para este historiador, el germen de este odio viene de lejos: «Se manifestó por primera vez cuando Felipe II dejó de ser Rey de Inglaterra e Irlanda en 1558. Los ingleses volcaron entonces toda su piratería sobre los españoles y continuaron atacándoles durante todo el siglo XVIII. En la Ilustración se metieron en la política española y, cuando Napoleón invadió España, se presentaron como amigos, pero se dedicaron a destruir a escondidas la incipiente industria del país con la excusa de la guerra y a amparar a los líderes independentistas».La ‘Propuesta’ de humillación puede considerarse, pues, el primer plan para acabar con el Imperio español que quedó plasmado por escrito. Para Rubén E. Ballesteros Marín, autor de un artículo sobre este documento incluido en ‘Imperialismo y ejércitos’ (Universidad de Granada, 2020), concreta el objetivo en la toma del control de las materias primas necesarias para la extracción de metales preciosos en las minas de Potosí, en Perú, y en la apertura de una nueva ruta comercial para la introducir esclavos negros y manufacturas británicas el continente. Todo ellos se lograría al conseguir que Buenos Aires se estableciera como colonia inglesa y usar así la ciudad como puerto franco para aprovisionar a toda Sudamérica. De esta forma, el citado monopolio que España tenía hace dos siglos se vendría abajo.
Ballesteros defiende que este documento de 1711 surgió como un plan de conquista alternativo al final de la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), aunque después del Tratado de Utrecht (1713) cayó en el olvido y permaneció inédito hasta ser recuperado en 1739 por un editor de Londres que decidió publicar el original con una breve introducción suya en la que reconocía: «Cayó en mis manos hace muchos años por accidente y fue recuperado de un rincón polvoriento de mi estudio por la declaración de guerra contra España»

José de San Martín (izquierda) y Bernardo O’Higgins cruzan los Andes, según el cuadro pintado por Julio Vila en 1909La mejor colonia británicaCon su ‘Propuesta’ de una nueva ruta que uniría Inglaterra a Buenos Aires sin pasar por Cádiz, el autor pretendía evitar pagar las tasas, aranceles e impuestos que le exigía España en dicho puerto y convertir a Gran Bretaña en el principal proveedor de esclavos negros de todo el continente. Con la nueva vía, advertía el documento, reduciría también la tasa de mortalidad de dichos esclavos y los peligros que conllevaba el habitual camino hispano. Y, finalmente, ta y como indicaba explicitamente, «convertir Buenos Aires en una de las colonias más importantes que jamás tuvo la Corona de Gran Bretaña».
Las primeras investigaciones y traducciones parciales de la ‘Propuesta para humillar a España’ fueron realizadas por historiadores argentinos a principios de la década de 1930. El interés por el documento surgió al considerarse el primer antecedente escrito de las futuras invasiones británicas y, por consiguiente, de la política de injerencia inglesa en la América española. El historiador Carlos Roberts fue el primero que se atrevió a señalar que su autor era Robert Harley (1661-1724), ministro del Tesoro británico, tras recibir una carta del gobernado de Las Bermudas John Pullen en la que ensalzaba a la región del Río de la Plata como la más idónea del mundo para establecer una rica colonia británica. Según Roberts, además, la ‘Propuesta’ habría sido redactada para la Reina Ana.
‘Otros autores aseguran que dicha propuesta surgió como respuesta al denominado ‘South Sea Scheme’ (‘Plan de los Mares del Sur’) que aprobó el Parlamento en la primavera de 1711. Se trataba de un audaz intento para refinanciar la elevada deuda pública que había adquirido el Gobierno inglés y que lograría con los ingresos del esperado monopolio comercial sobre las riquezas de las Indias españolas. Para arrebatarle este monopolio, el ministro Harley habría recibido numerosas propuestas, una de ellas de mencionado John Pullen. Hay documentos del siglo XVIII que ya concenden le concenen la autoría, aunque bajo otro nombre. En los archivos gubernamentales, de hecho, aparece mencionado como Henry Pulleyn. Una nueva hipótesis apunta a que el inspirador de la ‘Propuesta para humillar a España’ fue Daniel Defoe. Esta se basaba en las dos cartas que este escritor y panfletista inglés le envió a Harley el 17 y el 23 de julio de 1711, respectivamente. Ambas contenían un memorándum con las líneas fundamentales del plan, aunque este admitía que todavía no se podía ejercer un monopolio de facto, por lo que esta idea también ha generado algunas dudas.
Sea como fuere, para Ballesteros este documento formaba parte de esa inmensa producción periodística pro-bélica que buscaba la adquisición de las ricas posesiones españolas en América. Una idea que se habría ido desarrollando en otras operaciones como el Plan Maitland, concretado a principios del siglo XIX en las campañas de José de San Martín, y en las sucesivas maniobras en la sombra que los británicos llevaron a cabo en América para que se independizara de España. «En cierta manera, el redactor de las observaciones de la primera publicación de la ‘Propuesta’ en 1739 dejó claro lo razonable del plan, no solo por esperar más de veinte años en publicarlo, sino al elegir cuidadosamente el momento preciso para sacarlo a la luz», apunta este último historiador. El mismo editor declaró lo siguiente en la citada primera edición: «Los proyectos de utilidad pueden dormir, pero si duermen en un lugar público, diez a uno a que despertarán de un momento a otro». Y ese fue el caso de este curioso documento prácticamente desconocido en España.
El problema con «España» eran dos:
La potencia de la época (aunque con los Borbones se convirtió en un protectorado de Francia), es decir era «todos contra España», y hacía que en la práctica la función fundamental del Estado (la defensa ) y la esencia del imperio (cuantos más, más fuertes y mejor) no funcionase bien.
América era un lugar muy rico, de ahí los intentos constantes de invadir el pais por parte de ingleses y otras potencias.
Pero no sólo porque tenía plata; era muy rico porque la acción civilizadora de España había funcionado muy bien. Había sido todo un éxito. Lo que intentan hacer los ingleses es abrir los mercados españoles de América a sus productos; porque cada pais tiene el deber de proteger su producción de la competencia extranjera (inglesa).
(naturalmente Inglaterra también ha tenido problemas para vender su producción manufacturera en los paises europeos, precisamente por lo mismo)
Si sólo hubiera sido cuestión de plata, que sólo había en cantidad y con gran pureza en los distritos mineros de Bolivia (Potosí) y México (Guanajuato) no se hubieran preocupado en dividir América. Dividieron América para no tener el mismo problema que con la península (un mercado protegido ) y porque «divide et impera». De ahí las guerras entre los nuevos paises entre si, financiadas por los ingleses.
No hay que olvidar que los ingleses hacen dos guerras del opio contra China para obligarle a abrir sus fronteras a la droga que destruye a sus nacionales.
Por eso no sólo Inglaterra contribuye con estrategia, armas y dinero a los separatistas, también evita con su armada que la metrópoli recobre el poder.
Lo que hizo Inglaterra en América es fabricarse lo que los historiadores anglosajones llaman «imperio informal».
‘Imperio» porque tienen monopolio industrial y financiero (nadie puede competir con ella y además firma tratados que vinculan «eternamente», como dicen en el tratado con Argentina, el nuevo pais con la nueva metrópoli).
«Informal» porque aparentemente son territorios libres y soberanos, pero cuyo comercio y finanzas ya no dependen del entorno, sino de Gran Bretaña y la City de Londres. Un sistema que sólo trae ganancias, porque la nueva metrópoli no gasta nada dinero en mantener ejércitos, ni administraciones, ni funcionarios ni tiene que gastar dinero en el «derecho de patronato» por el cual en Rey de España tenía que financiar la actividad misional de la Iglesia Católica. Al contrario, suministra préstamos con intereses.
Este es el origen de «las venas abiertas de América Latina» en que ella misma, o mejor dicho sus «libertadores», dejan de ser reinos para ser colonias mercantiles de una economía mucho más avanzada con la que es imposible competir. Hasta ahora mismo.
Hay que resaltar el papel de la masonería que es la que introduce la idea de «ser libre» para ser esclavo y la que vincula a los próceres con extranjeros interesados en «liberarles».
Naturalmente los depósitos de plata que había en Buenos Aires y Lima/Callao son robados por los ingleses y embarcados para Londres. Un negocio redondo y muy patriótico.
Exactamente la misma técnica liberticida y con la misma red de logias es como Estados Unidos se hace con Cuba y Filipinas para tener su propio imperio informal.
Lo que pasa es que en Filipinas, en cuanto los independentistas se dan cuenta del engaño, se rebelan y comenzarán una guerra contra el ocupante que durará hasta la invasión japonesa. Por eso los americanos se preocuparon de cambiar el español por el inglés (pagado por los filipinos)
Naturalmente tanto Lima como la Ciudad de México entran en una fuerte crisis económica al dejar de ser las capitales imperiales y al romper el comercio entre sí y con China a través de Manila.
Un negocio redondo.
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